Conocer a alguien que tenga o haya tenido Covid-19 hace poco tiempo en la costa este de Estados Unidos es altamente probable. Aunque la precisión de los datos ha disminuido después del fin de la emergencia sanitaria, las autoridades reconocen que el país está enfrentando una nueva ola de COVID-19 a medida que el verano llega a su fin, aunque esta ola es mucho menos intensa que las de los años anteriores en la misma temporada.
Este reciente repunte de casos es impulsado por la propagación de la variante Eris, y la cantidad de casos confirmados ha llevado a la suspensión de algunos campamentos, oficinas públicas, y en algunos casos, la suspensión de clases presenciales.
A pesar del aumento en los casos, las hospitalizaciones por COVID-19 siguen siendo bajas, aunque experimentaron un incremento cercano al 30 % al comparar el comienzo de agosto con la primera quincena del mes, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.
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De acuerdo con un informe del New York Times basado en testimonios de profesionales de la salud, la mayoría de las personas afectadas por Eris experimentan síntomas leves, similares a los de un resfriado o una gripe común.
Ante esta situación, el presidente Joe Biden declaró que firmó una propuesta en el Congreso para financiar una nueva vacuna de refuerzo: “Es una vacuna necesaria y que funciona. Y tentativamente, aún no decidido, tentativamente, probablemente se recomiende que todos la obtengan, sin importar si han recibido antes o no una vacuna”.
