Regreso a clases, un torbellino de emociones

Regreso a clases, un torbellino de emociones

Foto: Enfoque

No hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla y hoy, 28 de agosto, es la tan ansiada hora de que millones de menores en todo el país se adentren de nuevo en las aulas. Esto no es la excepción en Puebla, pues en las caras de los padres y madres de familia, así como de los protagonistas, los niños, ya se pueden ver las emociones y la expectativa de una nueva etapa en la vida.

 

El acto de estar en clase hoy es de valentía, pues en otros tiempos los más angustiados, por no decir temerosos, eran los niños, pero ahora los papeles se han invertido y son los padres quienes derraman las lágrimas. Sin embargo, hay tradiciones que se siguen viendo, como las mochilas sobrecargadas o los que, cómo no, llegan barriendo para entrar al plantel.

 

Por otra parte, en los barrotes de las primarias se ve a una horda de padres que denotan angustia y felicidad entremezclada en sus rostros.

 

Los más angustiados llevan a sus menores en este día especial, sosteniendo sus manos con nerviosismo y sacando más de una lágrima al ver que su hijo no batalla para entrar a la escuela; por el contrario, parece más ansioso por dejar a su tutor y conocer nuevos amigos, que por seguir en casa después de las vacaciones.

 

 

En otras circunstancias, algunos padres no esconden su felicidad al verse de nuevo con otros padres y la posibilidad de retomar una rutina más estructurada, sintiéndose aliviados por no tener a sus hijos en casa. Es un hecho que no tienen reparo en externar.

 

Mucho hablar de los mayores, ya que los verdaderos protagonistas del día están dentro de las instituciones. En los niños se aprecian diferentes reacciones, entre energía desbordada por hacer nuevos amigos y contar las aventuras de sus vacaciones que siguen frescas, y los pocos que aún denotan timidez y se aferran al brazo de su padre para no entrar a este lugar desconocido.

 

Eso sí, es innegable que muchos aún llegan con los ojos entrecerrados y con claras señas de desvelo y pocas ganas; después de todo, los días soleados y largos de las vacaciones de verano han eclipsado cualquier deseo de regresar a las aulas.

 

Imposible culparlos, es algo que también se ve en sus padres: la inevitable idea de tener que levantarse temprano, hacer tareas diarias y seguir una rutina estricta llegan a ser abrumadoras para la mayoría. Dejar las sábanas cálidas más temprano no es algo que alegre a muchos, pues la libertad y la diversión de las vacaciones hoy ha llegado a su fin.

 

A medida que caminan y empiezan a intercambiar palabras con sus antiguos y nuevos compañeros, las caras largas son reemplazadas por risas y entusiasmo; después de todo, la escuela también es una nueva oportunidad de crear nuevas aventuras y descubrir nuevos mundos.

 

Con el inicio de esta nueva temporada, los patios escolares se llenan nuevamente de risas, charlas y las clásicas mochilas que son un ícono del regreso a clases. Se les puede observar llenas hasta el tope con cuadernos, libros, estuches repletos de lápices y materiales diversos, más grandes de lo que los pequeños cuerpos pueden cargar, y que representan las nuevas responsabilidades académicas que se avecinan.

 

Más allá de lo que se aprecia a simple vista, el regreso a clases es un recordatorio del torbellino de emociones que representa la educación y la conexión entre padres e hijos. A pesar de los múltiples desafíos, los contratiempos y la angustia, este día es un paso crucial en el crecimiento de los niños que representan el futuro de México.

 

¡Ups! La puerta ya está cerrada, es cierto, pero hay quienes no se adaptan inmediatamente al cambio de rutina y llegan de última hora a la escuela, con todas las prisas encima y un poco de pena por ser los últimos. ¿A quién no le pasó? Comprensivamente, los maestros abren y los dejan pasar, pues saben que nadie debe quedarse fuera este día.

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