Grandes incendios forestales, un producto de la actividad humana

Grandes incendios forestales, un producto de la actividad humana

Foto: Unsplash

En las últimas semanas, varios países han sido azotados por incendios forestales que terminan casi por completo con bosques, selvas y algunas comunidades, y que se tornan incontrolables para los cuerpos de emergencia de los países. Estados Unidos, Grecia y Canadá, son solo algunos de los sitios donde se han registrado estos siniestros, aunque en muchas ocasiones resulta un misterio su origen. 

 

Los incendios forestales han terminado con millones de hectáreas en Canadá, mientras que en Hawaii y Louisiana ya han acabado con viviendas y han cobrado la vida de decenas de personas, y en Grecia son difíciles de sofocar por los más de 600 integrantes del cuerpo de bomberos, donde también han muerto personas en sus viviendas o intentando escapar. 

 

Tres años antes, en Brasil, el Amazonas se quemó por semanas, y casi al mismo tiempo en Australia se vieron escenas donde miles de animales huían de las llamas que acabaron con más de diez millones de hectáreas. Esto es cada vez más común, aunque no es claro cómo se originan y qué consecuencias tiene para el planeta. 

 

Algo que sí es sabido es que en la mayoría de los escenarios son consecuencias directas de las acciones humanas y una señal más del cambio climático que se exacerba y afecta al medio ambiente. 

 

El aumento de las temperaturas es un factor, ya que, al combinarse con la humedad baja, vientos fuertes y pasto seco, se producen llamas que crecen si no se controlan con prontitud. Gracias al calentamiento global, hoy en día existen más entornos donde las sequías son más intensas y esto favorece a los incendios que hoy vemos en todo el mundo. 

 

La mayoría de los casos son ocasionados por causas naturales, como los rayos que caen durante una tormenta eléctrica y que impacta en la vegetación seca, por lo que la prende y se da el fuego. Si los rayos no van acompañados de una lluvia pronunciada, es más probable que las llamas crezcan y sean difíciles de extinguir. 

 

Sin embargo, aunque dichos escenarios dan pie a escenarios catastróficos, son la minoría de las causas, ya que los demás se explican por razones antrópicas, es decir, gracias a la acción humana. No siempre son causados de manera intencional, ya que hay personas que hacen actividades que, sin saberlo, propician el fuego. 

 

Un ejemplo de ello son las personas que dejan colillas de cigarro entre la maleza, pensando que están completamente apagadas, pero que en realidad aún tienen pequeñas chispas que son suficientes para iniciar el fuego. Lo mismo sucede con las fogatas que no se apagan completamente y prenden de a poco el pasto y la vegetación más grande, hasta convertirse en grandes incendios. 

 

Por otra parte, un factor poco conocido son los residuos que se dejan en una excursión y sirven como efectos lupa para empezar las llamas. Esto pasa principalmente con los vidrios que, al estar en el piso bajo el rayo del sol, provocan incendios en pastizales o bosque, y en algunas ocasiones en viviendas, aunque son casos más raros. 

 

Por último, también están los incendios que sí son hechos intencionalmente por diferentes razones. En los campos de cultivo se suele quemar el piso para recuperar la fertilidad de la tierra o simplemente para acabar con la maleza invasora que quita nutrientes a la tierra. Aunque se quiere hacer fuego de manera controlada, en algunas circunstancias se descontrola y termina afectando bosques y entornos lejos del plan inicial. 

 

Otra razón por la que se queman ecosistemas es para cambiar el uso del suelo. Esto se refiere a modificar los terrenos forestales para convertirlos en terrenos aprovechables para cultivo. En México hay leyes que prohíben el cambio de uso de suelo en una zona natural quemada sin que hayan pasado 20 años para su recuperación, pero en la realidad los incendios provocados son una de las principales amenazas para los bosques nacionales. 

 

En cualquier caso, los incendios forestales crecen y arrasan con miles de hectáreas de ecosistemas debido a lo complicado que son de extinguir. Existen múltiples factores como las condiciones climáticas, que año con año son más apremiantes debido al calentamiento global que eleva las temperaturas y hace que el fuego sea más intenso. Aunado a esto, cada vez hay más terrenos que sufren sequías, por lo que es más sencillo que el fuego crezca incontroladamente. 

 

Las consecuencias de los incendios forestales, independientemente de lo que los haya provocado o accidentales, se ven en las afectaciones a las áreas naturales y a la biodiversidad. El fuego acaba con ecosistemas completos que fungen como hogares para miles de animales, sin importar si son terrestres, acuáticos o aéreos. Con esto, especies completas llegan a extinguirse por la falta de espacios y por la muerte de ejemplares. 

 

Al ser necesaria tanta agua para acabarlos, esto provoca erosión del suelo, lo que luego imposibilita la rehabilitación del suelo para que crezcan nuevamente los bosques o selvas. También afectan a los humanos porque contaminan al aire y despiden cenizas que devienen en problemas respiratorios. 

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