En menos de dos semanas se sabrá quienes son los o las candidatas de Morena y del Frente Amplio por México para la presidencia, en una definición en la que se prevé que las dos elegidas sean mujeres. De un lado, las encuestas favorecen a Claudia Sheinbaum, la única mujer en la izquierda, y por el otro las dos opciones son Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes.
Este es un momento histórico, ya que a falta de lo que se decida en Movimiento Ciudadano (MC), podría ser la primera vez que las boletas electorales estén llenas únicamente por mujeres. Esto también significaría que, inevitablemente, México tendría también a su primera mujer presidenta.
Sin embargo, antes de ellas hubo varias mujeres que intentaron llegar a la presidencia de México y, aunque ninguna lo logró, fueron precedente para lo que se presenciaría en los comicios del 2024. En total, han sido seis mujeres contendientes de diferentes partidos y corrientes ideológicas, pero ¿quiénes eran y cómo les fue en las urnas?
La primera mujer candidata en la historia de nuestro país fue Rosario Ibarra de Piedra, quien participó no en una, sino en dos contiendas presidenciales. Fue reconocida por su activismo político y la primera candidata en 1982 bajo el ala del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), con el que obtuvo un total de 416,448 sufragios, es decir, el 1.77 % de aquella jornada. El ganador de ese año fue Miguel de la Madrid, del PRI.
Posteriormente, en 1988 volvió a competir con el PRT, aunque en aquella ocasión volvió a caer en una de las elecciones más cuestionadas de la historia, cuando ocurrió la famosa “caída del sistema” de la Comisión Federal Electoral (CFE). Ibarra de Piedra solo juntó el .39% de los votos de ese año, cuando el ganador fue Carlos Salinas de Gortari. A sus 95 años, Rosario Ibarra falleció en abril del 2022.
Posteriormente, otra política que siguió sus pasos fue Cecilia Soto González en 1994. Si bien no era militante del Partido del Trabajo (PT), fue la candidata de dicho instituto bajo el lema "El partido de las mujeres", con lo que se convirtió en la segunda mujer candidata, enlazando tres participaciones femeninas continuas para la presidencia.
Es una de las mejores incursiones de mujeres en elecciones federales, ya que juntó el 2.75 % de los votos, equivalente a 970,121 sufragios. Quedó en cuarto lugar, pero lejos de los más de 17 millones de votos con los que ganó Ernesto Zedillo Ponce de León, quien gobernó hasta el 2000.
Ese mismo año también se hizo historia al tener a dos mujeres en la disputa, ya que Marcela Lombardo Otero, representante del Partido Popular Socialista (PPS), también compitió, aunque con un rendimiento menor. Lombardo acumuló el .47 % de los votos, es decir, 166,594, quedando en el penúltimo lugar.
En el 2000, no hubo mujeres en la elección y fue hasta 2006 cuando la hoy senadora de MC Patricia Mercado Castro se enlistó para competir contra perfiles como Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador. Fue la abanderada del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina (PASC).
Sus resultados no fueron del todo diferentes a los de otras políticas, ya que solo juntó el 2.70 % de los votos, 1'128,850 preferencias. También quedó en cuarto lugar, detrás de Calderón, AMLO y Roberto Madrazo.
Seis años más tarde, en 2012, fue cuando se dio la mejor participación de una mujer en búsqueda de la presidencia, con Josefina Vázquez Mota por el PAN. Más allá de su tercer puesto, la panista es, hasta el momento, la que más votos juntó: 12'732,630.
Vázquez Mota representó la primera mujer que estuvo al frente de uno de los que en ese momento eran los partidos predominantes, PAN, PRI y PRD. Ese año la victoria fue para el priísta Enrique Peña Nieto.
Finalmente, la última mujer que ha estado en la carrera presidencial fue Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón. Al principio se creía que sería la candidata del PAN, pero debido a fricciones con Ricardo Anaya, quien sí fue candidato, compitió por la vía independiente en medio de polémicas por la supuesta colecta de firmas falsas.
Finalmente, se resolvió que su candidatura era legítima, su cara se imprimió en las boletas y llegó a participar en uno de los debates presidenciales, pero debido a la nula intención de voto que había a su favor, se bajó de la carrera sin declinar a favor de algún candidato.