Cáncer en caninos, una enfermedad más común de lo que se cree

Cáncer en caninos, una enfermedad más común de lo que se cree

Foto: Pixabay

El 18 de agosto, el internet se estremeció con la muerte del famoso perro de los memes, Cheems Ballitze, un ícono de las redes sociales. El animal, de raza Shiba Inu, falleció a causa de un cáncer que se le detectó desde julio, aunque sus primeros síntomas se vieron desde mayo del 2022 con vómitos, diarrea, tos y dificultad para respirar.

 

Aunque para algunas personas sea poco conocido, los perros, al igual que muchos otros animales, son propensos a padecer cáncer y morir por ello si no se detecta y trata a tiempo. Cheems, a sus 12 años, no pudo más con la enfermedad, pero mucho antes dio indicios de que su estado de salud se había deteriorado.

 

Si bien no hay una forma certera de saber si un perro tiene cáncer a menos que se hagan los estudios necesarios, sí hay señales a las que se debe poner especial atención cuando la mascota empieza a enfermar. Hay que tener en cuenta que hoy en día, gracias a los avances en oncología humana, el cáncer en perros no es una condena de muerte inmediata.

 

Físicamente, un perro con cáncer denota anomalías en su piel, principalmente en forma de protuberancias o bultos similares a verrugas que no dejan de crecer, aunque también con heridas que no cicatrizan completamente. A esto se suman síntomas como el vómito constante, dificultad para respirar y comer, así como hinchazón en todo el cuerpo.

 

 

Por otra parte, el cáncer canino también genera cambios en el comportamiento, ya que el ánimo decae y los perros se muestran más irritables. Otro síntoma son las alteraciones en los hábitos de comida, hidratación, sueño, al igual que problemas para defecar y orinar. Finalmente, muchos animales terminan por perder peso exageradamente por los malestares y la falta de apetito.

 

De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), todos los perros a partir de los ocho años son susceptibles de desarrollar algún tipo de cáncer, como los humanos. No obstante, hay tres razas potencialmente más afectadas, como son el boxer, beagle y el golden retriever.

 

A estas les siguen el rottweiler, labrador retriever, boston terrier, el carlino, schnauzer pequeño, bulldog inglés y el pitbull terrier. Entre los perros de linaje que son menos propensos a los tumores se enlistan el bulldog francés, el chihuahua y el pomerania, los tres de tamaño pequeño o mini.

 

No todos se ven afectados por el mismo tipo de cáncer; por ejemplo, los golden y labrador retriever y los boxer desarrollan con más frecuencia un tumor maligno llamado hemangiosarcoma, un cáncer que daña órganos con endotelio vascular, es decir, en el bazo, el corazón, la piel o la aurícula derecha.

 

Por otra parte, los rottweiler, perros lobo o galgos sufren más de osteosarcoma, tumores que afectan directamente en los huesos. Los doberman o los cocker spaniel padecen más de tumores en las glándulas mamarias, mientras que los boxer alemán tienden a ser diagnosticados con cáncer cerebral. De manera contrastante, los perros mestizos son menos propensos, aunque no inmunes, a padecer cáncer u otras afecciones cardíacas y de articulaciones.

 

Gracias a los avances en medicina, los perros que son diagnosticados con cáncer pueden extender su vida por más tiempo y tener una calidad de vida similar a la de una mascota sana. Esto dependerá del tipo de cáncer, la evolución del mismo y la etapa en que se haya detectado.

 

Con tratamientos como cirugía para extirpar los tumores, se ayuda a evitar la metástasis y aumentar o salvar definitivamente al perro, lo mismo que la quimioterapia y la radioterapia. En el 80 % de los casos, la vida se puede extender hasta 12 meses, mientras que en el 20 % se alcanzan hasta dos años más de vida. Por el contrario, si no se lleva a cabo ningún tratamiento la esperanza de vida no supera las cuatro o seis semanas.

 

Se sabe que hay factores como la calidad del alimento que se da a los perros, el estilo de vida y la exposición a químicos y toxinas que incrementan la posibilidad de que un perro desarrolle cáncer. Actualmente, esta enfermedad representa la primera causa de muerte en canes mayores a los diez años.

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