Zoé nació con sordera profunda, una persona con pérdida auditiva profunda no oye nada de lo que se habla y solo puede oír algunos sonidos muy fuertes, esta pérdida de audición discapacitante la llevó a tener dificultades en su comunicación e integración social, pero gracias a su madre, Verónica, logró afrontar esta situación.
En entrevista, Verónica reveló que la infancia de Zoé transcurrió con normalidad, aunque tuvo que guiarla en algunos aspectos, como el poder identificar palabras o vibraciones como sonido, aunque eso no la salvó de tener un carácter muy irritable durante sus primeros años de vida.
Fue hasta los 3 años que recibió un implante con el que pasó de ser totalmente sorda a poder escuchar de forma parcial. Gracias al trabajo que madre e hija han efectuado y el apoyo que han recibido por parte del DIF municipal y de su profesor, sordomudo, Raúl, actualmente Zoé puede escuchar a 32 decibeles; en contraste se considera que hay una pérdida auditiva cuando el oído que mejor oye no detecta los 35 decibelios.
Para Verónica, la sordera no hace una diferencia en la forma en que su hija vive su vida, pues la comunicación sigue siendo posible gracias a diversas herramientas como el lenguaje de señas o los implantes auditivos.
Bajo este escenario, refiere que el verdadero impedimento para que su hija o cualquier otro niño con sordera se vea incluido en la sociedad, se encuentra en la ignorancia de las personas y de los sistemas educativos que practican una verdadera inclusión.
“La barrera no son ellos, somos nosotros como sociedad, ellos son como cualquier niño, pero las escuelas son ignorantes, todos somos ignorantes ante esta situación”.
Zoé actualmente cuenta con 7 años y acaba de concluir el primer año de la primaria en un sistema bimodal, lo que significa que su escuela da clase de forma oral y también se apoyan en lengua de señas: “Su aprendizaje es el mismo que el de sus compañeros, le gusta ir a la escuela, compartir con sus compañeros, Zoé ama ser sorda, ama escuchar también”.
De acuerdo con Verónica, para la educación de Zoé no se buscó ninguna escuela especial, pero gracias a su ingreso al nivel básico de educación, su escuela se volvió inclusiva pues ahora sus compañeros están aprendiendo el abecedario en lenguaje de señas.