¿Sabes cómo prevenir un accidente cerebrovascular?

Nuestro cerebro representa apenas el 2 % de nuestro peso corporal, pero es el órgano más importante de nuestro sistema nervioso central pues controla las actividades cognitivas como el pensar o leer y las reacciones del organismo, por ello la Federación Mundial de Neurología (WFN por sus siglas en inglés) proclamó el 22 de julio como el día mundial del cerebro.  

 
Esta fecha es una oportunidad para hablar sobre el potencial del cerebro, pero también de los riesgos y enfermedades a los que está expuesto. En el mundo, más de 6 millones de personas mueren cada año por accidentes cerebrovasculares, y en México, los ACV están entre las primeras causas de muerte. 

 
Uno de los padecimientos más frecuentes son los accidentes cerebrovasculares o ataque cerebral. Esta es una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos que abastecen al cerebro, afectando el suministro de oxígeno y nutrientes como la glucosa, pudiendo causar un daño severo al cerebro, discapacidad permanente e incluso la muerte. 

Debido a que las células cerebrales controlan nuestros movimientos, parte del cuerpo puede quedar paralizado tras sufrir un accidente cerebrovascular. Si éste afecta al lado derecho del cerebro, el lado izquierdo de nuestro cuerpo puede quedar paralizado, en cambio, sí afecta al lado izquierdo del cerebro, el lado derecho del cuerpo puede quedar paralizado. 

 
Anteriormente, el ataque cerebral se denominaba «apoplejía», un término que deriva del griego «plesso» y que significa «golpear». Actualmente, existen dos tipos de ataques cerebrales: 

El accidente cerebrovascular isquémico es causado por un coágulo de sangre que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro. De acuerdo con La Asociación Americana del Corazón (AHA) el 80 % de los ataques cerebrales son isquémicos. El segundo tipo, es conocido como accidente cerebrovascular hemorrágico, el cual es causado por un vaso sanguíneo que se rompe y sangra en el cerebro. 

 
Otra afección similar, es el ataque isquémico transitorio, también llamado “mini derrame”, ya que tiene lugar cuando la irrigación sanguínea al cerebro es bloqueada por poco tiempo para luego restablecerse. En este tipo de casos, no se llega a percibir bien daño permanente a las células cerebrales, pero te vuelve más propenso a sufrir un accidente cerebrovascular. 

¿Cuáles son los síntomas de un accidente cerebrovascular? 

Los síntomas del accidente cerebrovascular incluyen entumecimiento o debilidad repentina de la cara, brazo o la pierna, especialmente a un lado del cuerpo, a esto le podemos sumar una confusión repentina, dificultad para hablar o para entender el habla, dificultades para hablar, así como dolor de cabeza severo. 

 
Muchos de los síntomas se producen sin advertencia previa y en un corto periodo de tiempo, por tanto, es importante aprender a reconocerlos y dar aviso a paramédicos pues el tratamiento oportuno puede salvar una vida y aumentar la posibilidad de tener una exitosa rehabilitación. 

 
Además de la rehabilitación, los tratamientos para el accidente cerebrovascular incluyen medicamentos y cirugía, aunque también depende del tipo de accidente cerebrovascular y de la etapa del tratamiento, pues los tratamientos de emergencia para el accidente cerebrovascular hemorrágico se centran en detener el sangrado, mientras que los tratamientos de emergencia para el accidente cerebrovascular isquémico suelen utilizar medicamentos. 

La mayoría de los accidentes cerebrovasculares se producen en personas mayores de 65 años de edad, aunque algunos factores como la presión arterial alta, las enfermedades del corazón, el fumar, así como la edad, etnia e historial clínico aumentan su riesgo. 

 
Otros factores de riesgo incluyen: el uso de alcohol y drogas ilegales, llevar una vida sedentaria, colesterol alto, así como llevar una dieta poco saludable. 

 
De acuerdo con el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, si quieres reducir el riesgo de padecer un ACV debes hacer algunos cambios saludables en tu estilo de vida, como incluir una dieta saludable, mantenerse dentro de los rangos normales del índice de masa corporal, hacer actividad física con regularidad, además de llevar un control sobre tu presión arterial alta y los niveles de colesterol para anticipar cualquier escenario.