Pemex, una historia de accidentes, impunidad y negligencia

Pemex, una historia de accidentes, impunidad y negligencia

Foto: Enfoque

El pasado viernes se registró el último accidente de una larga lista en plataformas de Petróleos Mexicanos (Pemex), en esta ocasión, el incendio en el módulo Nohoch-A, dentro del complejo Cantarell frente a las costas de Campeche, dejó dos personas muertas, ocho lesionadas y una desaparecida. ¿El motivo? De acuerdo a los primeros reportes, todo inició luego de que una válvula de una línea submarina a 78 metros de profundidad reventara, generando una explosión. En contraste, el presupuesto para mantenimiento de la petrolera se redujo en un 49 % en los últimos dos años. 

 
De 2020 a 2022 Pemex registró un aumento del 152 % en la frecuencia de los accidentes, además de un aumento del 127 % en el indicador de gravedad. Tan solo en los últimos 12 meses, la empresa ha visto derrames en el campo Cibix/Tokal, en el estado de Oaxaca, así como incendios en las refinerías Minatitlán en Veracruz, Madero en Tamaulipas, Salina Cruz en Oaxaca y Deer Park en Texas, por solo mencionar algunos incidentes. 

 
Aunado a esto, en solo dos años la empresa mexicana registró la muerte por accidentes laborales de al menos 22 trabajadores y 453 más resultaron con lesiones. Pero estas cifras son nada en comparación con las metas de producción que quiere mantener Pemex, basta con mencionar que un día después del incendio, el CEO de Pemex, Octavio Romero Oropeza anunció la reanudación de producción de 600,000 barriles de crudo y agregó que esperaban alcanzar su nivel usual de producción en los próximos días. 

 
Entre tanto, diversas organizaciones de protección ambiental han señalado que la reducción de mantenimiento ha afectado principalmente a activos heredados como Cantarell y Ku-Maloob-Zaap, esta última sufrió un incendio en 2021. Al mismo tiempo, el enfoque en incrementar la utilización de las refinerías ha puesto a prueba sus sistemas, los cuales no logran dar abasto aumentando las probabilidades de fallas y accidentes. 

 

 

Muertes disfrazadas de accidentes 

 
El aumento de accidentes no es algo reciente, pues desde inicios de los 2000s Pemex ya presentaba accidentes propiciados por la falta de equipo y mantenimiento. Uno de los casos más relevantes se documentó en 2007, también dentro de las plataformas petroleras de la sonda de Campeche conocida como la Usumacinta, esta plataforma auto elevable era propiedad de la empresa Perforadora Central, contratista de Pemex. 

 
En ella, se trabajaban jornadas de 12 horas y guardias de 14 días de trabajo en plataforma por 14 días de trabajo en tierra, a excepción de los trabajadores a prueba que llegaban a acumular 38 días en altamar. La plataforma era autosuficiente y el 18 de octubre, arribó a la plataforma fija Kab 101 aunque con dificultades pues le costó asentarse porque el suelo marino no correspondía con lo reportado por los planos, buzos y barcos remolcadores tuvieron que intervenir.  

 
Para el martes 23, un frente frío con vientos de 136 kilómetros alcanzó a la Usumacinta, provocando una fuga de gas sulfúrico, un elemento más pesado que el aire, altamente inflamable y que una corta exposición sin protección puede ser mortal. El saldo del “accidente” fue la muerte de 20 trabajadores del Usumacinta y 2 tripulantes de un buque de rescate que intentó auxiliar a los trabajadores.  

 

 

Pemex pidió al premio nobel, Mario Molina integrar una comisión investigadora para encontrar la raíz del accidente e hizo lo mismo con la consultora estadounidense, Instituto Batelle. La comisión de Molina apuntó a una serie de negligencias como la falta de pronósticos precisos pues el llamado frente frío tenía más características de un huracán, no se tomó en cuenta que plataformas anteriores habían modificado el suelo marino, razón por la cual los planos no coincidían con el lugar, además el personal no estaba capacitado para enfrentar una emergencia y los barcos que asistieron al rescate tampoco contaban con capacitación ni equipo adecuado.  

 
Por su parte, el Instituto Batelle reportó que meses atrás ya existían reportes de problemas en el pozo 121, también señalan que los botes de emergencias, conocidos como mandarinas, no contaban con materiales adecuados para soportar una tormenta, pero su conclusión estableció que quizá nunca se conozcan las causas del mal funcionamiento de la válvula, asegurando que fueron las decisiones de los trabajadores los que provocaron su propia muerte. 

 
Al mismo tiempo, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, reportó mediante la recomendación 014/2009 que existieron violaciones a los derechos humanos a la vida, la integración física, a la seguridad jurídica y a la legalidad por omisión de Pemex, pues los testimonios recabados indican que muchos de los trabajadores de la plataforma jamás habían asistió a un simulacro, los equipos de respiración autónoma estaban encadenados y no pudieron usarlos, las alarmas nunca sonaron, las puertas de la zona habitacional fueron deliberadamente bloqueadas y una de las mandarinas tenía pegotes de silicón que se botaron a la primera ola y la empresa tenía conocimiento de todos estos problemas. 

 
A pesar de la investigación de Mario Molina y la recomendación de la CNDH, Pemex mantuvo la versión de un accidente y ni un solo funcionario fue juzgado por las omisiones que desembocaron en la muerte de 22 personas. 

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