Para muchos mexicanos uno de los principales problemas son los altos precios de los productos básicos, aunque desde hace más de un mes se ha notado una tendencia a la baja en el gas licuado de petróleo. Este es uno de los combustibles más usados y esenciales para la economía familiar, por lo que estos cambios son llamativos y poco claros para los mexicanos.
Estas modificaciones están a cargo de la Comisión Reguladora de Energía y, desde finales del año pasado, se registraron los precios más bajos en los 12 meses previos. Si bien esto representa un ahorro considerable, para algunas personas no queda claro cuál es la manera de determinar los costos del gas LP o los precios de la gasolina, que son igual de preocupantes.
La última semana del 2022, del 25 al 31 de diciembre, el precio del gas se registró en 18.71 pesos por kilo y 10.10 pesos por litro, aunque en ese momento obedecía a la alta demanda de la temporada. La semana anterior, del 8 al 15 de julio de este año, los precios en Puebla capital se establecieron en 15.20 pesos por kilo y 8.21 pesos por litro. Esto es variable y depende de las regiones, pues en algunos municipios es más barato y en otros ligeramente más caro.
Para esta semana el precio por kilo en Puebla es de 15.11 pesos y 8.16 pesos por litro, es decir, casi cinco pesos de diferencia respecto al final del 2022, en poco más de medio año. ¿A qué obedecen estas tendencias tan notables?, ¿puede suceder lo mismo con las gasolinas?
A partir del 2021, la CRE concretó el acuerdo denominado A/024/2021, en el que se contienen los precios máximos del gas LP. Desde el 31 de mayo del 2022 este se prorrogó en el acuerdo A/023/2022, y con esto se regulan los precios para proteger principalmente los intereses de los usuarios finales y cumplir con la emergencia del bienestar para los consumidores, todo emitido por la Secretaría de Energía.
Esto se dictamina por factores como el precio de la comercialización de los puntos y la modalidad de venta, costos de venta y características de cada región, rentabilidad asociada a la distribución del gas, las contribuciones fiscales, así como la tecnología empleada y los requerimientos de la planta de almacenamiento (tamaño, costos de operación, volumen, capacidad de resguardo, entre otros factores).
La forma en que los costos se actualizarán periódicamente se rige por ajustes a las inconsistencias de la comercialización, distribución y forma de expedir el gas LP. Estas variaciones deberán ser publicadas y justificadas por la CRE para que los sujetos regulados y el público en general, los consumidores, tengan conocimiento de los cambios, normalmente cada sábado.
Los ajustes no siempre serán favorables para los usuarios, ya que en ocasiones serán al alza, como en años anteriores. Esto puede ser por la inflación, periodos de alta o nula demanda o incremento en insumos y costos de distribución y flete del gas.
Esto son buenas noticias para las familias mexicanas, pero no se ve en todos los sectores energéticos, como la gasolina. En algunos puntos de carga se encuentran precios de 20 y hasta 24 pesos, ya sea de combustible regular o premium.
Al igual que el gas, el precio de los hidrocarburos se determina principalmente por el factor de importación, ya que actualmente en México se exporta entre el 60 y 70 % de la gasolina refinada, cientos de miles de barriles cada mes. Los factores a considerar son el costo energético, la logística primaria (embarcaciones desde otros países, tren, pipas, camiones, etc.), logística secundaria (terminal marítima, pipas, camiones, ductos), distribución en las estaciones de carga y, obviamente, el costo de importación.
Dependiendo la región del país, el precio podría ser más barato o caro. Por ejemplo, si la gasolina se exporta desde el sur de Estados Unidos, el precio en el norte de México no será tan elevado como puede ser en el sur o centro del país. Es por esto que no es tan visible o “fácil” el ajuste a la baja en el precio de la gasolina, y no es el gobierno o alguna instancia de la Secretaría de Energía la que dicta los precios.