La respuesta sensorial meridiana autónoma o ASMR, por sus siglas en inglés, es un fenómeno con base en estímulos que no ha hecho más que crecer en los últimos años, en especial en YouTube, donde los creadores de ASMR suman millones de seguidores y reproducciones en sus canales con más de 13 millones de videos dedicados a susurros, tapping y juegos de rol.
El hormigueo cerebral aparece por primera vez en internet en 2007 y fue descrita como “una sensación extraña e indescriptible que te hace sentir bien, un hormigueo que recorre todo el cuerpo” (Lively, 2012). Esta sensación aparece cuando estás expuesto a material audiovisual que contiene “estímulos o sonidos” concretos que tienen rasgos definidos (Richard, 2015), estos estímulos se conocen como triggers o disparadores.
En un inicio no existía mucha información respecto a esta tendencia, menos en el ámbito científico, y no fue sino hasta 2010 que Jennifer Allen acuñó el término de ASMR después de una discusión épica en el foro de steadyhealth.com.
En redes sociales, la mayoría de los aficionados al ASMR señalan que, al escuchar susurros, crujidos, sonidos percusivos o generados por fricción, pueden experimentar un hormigueo placentero en el cuero cabelludo que en ocasiones desciende hasta las extremidades del cuerpo. Pero también muchos experimentan ASMR visual, provocado por imágenes en movimiento normalmente en secuencia o en bucle.
¿Tiene sustento científico?
La primera investigación sobre ASMR fue elaborada por Emma Barratt, estudiante de psicología de la Universidad de Swansea, Reino Unido y se publicó en 2016. Tras reunir una muestra de 245 personas que afirmaban haber experimentado ASMR a través de redes sociales, los sometieron a una serie de pruebas y cuestionarios donde el 98% de ellos afirmaron que ven videos de ASMR para reducir el estrés y relajarse antes de dormir.
En el mismo estudio se descubrió que los principales disparadores del ASMR son 75% susurros, 69% atención personal, 64% sonidos rítmicos y percusivos (crujir de papel de aluminio, tamborileo de uñas, etc.)
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Richard Craig, fisiólogo y catedrático de ciencias biomédicas en la Shenandoah University (Virginia), es uno de los principales defensores del ASMR e incluso ha fundado la Universidad de ASMR, donde se ha llevado a cabo el primer estudio que ha escaneado lo que pasa en el cerebro durante una sesión.
Los resultados también concluyeron que los sonidos e imágenes ayudan a relajarse, pueden inducir el sueño y disminuir la ansiedad.
“Las imágenes muestran las áreas específicas del cerebro que se activan y en algunas regiones destaca la más que probable participación de la oxitocina, los comportamientos que desencadena la liberación de esa hormona son similares a los que se generan con el ASMR. Sabemos que la oxitocina estimula sentimientos de relajación y confort muy similares a los que describen los que experimentan ASMR”, declaró el profesor en su podcast Sleep Whispers.
A pesar de las evidencias, se necesitan más estudios para cimentar las bases del ASMR, pues no todas las personas lo pueden llegar a experimentar. Algunos expertos creen que la disponibilidad de oxitocina, también llamada hormona del placer, es elemental para poder tener la experiencia completa
Por el momento, esta práctica sigue creciendo en popularidad e inundando otras plataformas como Twitch, donde las cifras de enero a septiembre de 2021, demostraron un aumento del 200% en el consumo de ASMR, al pasar de los 4 millones de espectadores a 12 millones.