Para muchas personas, el transporte público es desagradable por los desafortunados tratos de algunos operadores, pero en ocasiones no son ellos quienes causan los problemas. Los usuarios no están exentos de ocasionar descontento y también de maltratar a los conductores, quienes además de pasar horas manejando, tienen que soportar a personas prepotentes.
En entrevista con Imagen Poblana, Luis Ángel, conductor de la Ruta 72, comentó que sobre los trabajadores como él hay un estereotipo que los hace ver siempre como malos. De igual forma, cuenta cómo los usuarios no tienen consideración por su labor y en ocasiones lo tratan de humillar por no hacer lo que ellos quieren.
Nuestro entrevistado, que trabaja en el transporte público hace más de dos años, afirma que si bien es cierto que en ocasiones hay operadores que no tratan adecuadamente a los pasajeros, también hay personas que son prepotentes y se creen con el derecho de insultar solo por pagar sus ocho pesos de pasaje.
Algo común es que trabajen bajo itinerario de recorrido, por lo que en ocasiones van deprisa por el tráfico y otros altercados que no están en sus manos. El problema más común que ha visto es que la gente se enoja cuando no se les baja donde quiere, pues se niega a descender si tiene que recorrer unos pasos o si no es en el punto que quiere, aunque no sea una parada autorizada.
Esto se alimenta porque, asegura, la gente vive con la idea de que el usuario siempre tiene la razón y ellos siempre están en desventaja. Si entablan discusión y esto molesta a los pasajeros, inmediatamente los graban para exponerlos en redes, sin contexto y con el fin de hacerlos quedar mal, además de que los reportan en la Secretaría del Transportes o los insultan.
“Siempre he considerado que el que dar respeto consigue respeto, y a veces del usuario hacia nosotros no tenemos ningún respeto. Hay gente que es muy amable, pero también he tenido malas experiencias”, comenta Luis Ángel.
Parte de los malos tratos que ha recibido por parte de los usuarios es que le avientan las monedas, lo insultan, golpean la combi o lo sobajan diciéndole “quédatelo, te sirve más que a mí”, refiriéndose al cambio de los pasajes. Reconoce que hay compañeros que no se comportan bien, los usuarios no admiten lo mismo.
Con frecuencia, los pasajeros, al ir distraídos con el celular, no se fijan de su parada a tiempo y se enojan cuando los bajan más lejos, incluso si es su culpa. No se pueden frenar repentinamente porque, al haber coches detrás, pueden ocasionar un accidente que sería más costoso. Idealmente la gente debería anticipar su descenso una calle antes, pero esto no sucede siempre.
De igual manera, hay veces en que suben a la gente en lugares no autorizados para completar los ingresos que les piden, pero también porque si no lo hacen son reportados ante la ST o en las bases por no subir pasajeros, pese a que lo hacen en sitios que no deberían.
Actualmente, en el Centro Histórico, hay vías cerradas por mantenimiento, lo que supone otro inconveniente. Los conductores tienen que alterar su ruta y aunque lo notifique con tiempo, hay gente que no es comprensible y les reclama, a pesar de que sea evidente que no es culpa suya. Las personas de la tercera edad son las que más se enfurecen por estas situaciones.