Este 11 de julio se conmemora el Día Mundial de la Población, una fecha que pretende aumentar la conciencia sobre la organización poblacional del planeta y es que, en los últimos años se ha mostrado una tendencia a la baja de la tasa de natalidad lo que ha planteado diversos desafíos que deberán afrontar las generaciones futuras.
La caída en los índices de fertilidad de alguna manera, son casos de éxito dado que hemos alcanzado un máximo histórico de población, pero al mismo tiempo, esta reducción de natalidad también significa desafíos económicos, sociales y demográficos para los países.
Un equipo de investigadores del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, publicó en 2020 un estudio indicando que al menos 23 de los países con mayor densidad poblacional verá una reducción de al menos el 50 % de su población para 2100.
Se proyecta que China, actualmente el país más poblado del mundo alcanzará su punto más alto el próximo año al tener una población mayor a 1,400 millones, antes de reducirse casi a la mitad, o sea 732 millones a este le siguen países como España, Portugal, Tailandia y Corea del Sur.
De acuerdo con el IHME, este fenómeno está impulsado por el hecho de que más mujeres están accediendo a la educación, al escenario laboral, además de contar con mayor acceso a métodos anticonceptivos, que hace que las mujeres puedan elegir tener o no, niños.
El descenso de la tasa de natalidad presenta graves consecuencias para la sociedad en general
Según las proyecciones del estudio antes mencionado, el número de niños menores de 5 años caerá de 681 millones en 2017 a 401 millones en 2100; en contraste, el número de personas mayores de 80 años subirá de 141 millones en 2017 a 886 millones en 2100. Esta es una de las principales preocupaciones asociadas a la baja de natalidad, ya que los científicos plantean cuestionamientos como: ¿Quién paga impuestos en un mundo de personas mayores? ¿Quién paga por la atención médica de los ancianos? ¿Podrá la gente jubilarse?
Con menos niños naciendo, la proporción de personas mayores en la población aumenta. Esto puede llevar a un envejecimiento de la población, lo que implica una menor fuerza laboral activa y un mayor número de personas que dependen de los sistemas de seguridad social.
Los sistemas de seguridad social, como los sistemas de pensiones y atención médica, a menudo se basan en la contribución de los trabajadores activos para financiar los beneficios de la población en general. Cuando hay menos nacimientos, la base de trabajadores disminuye, lo que puede generar presión financiera sobre estos sistemas generando dificultades para mantener los servicios.
El Día Mundial de la Población se celebró por primera vez el 11 de julio de 1990.
— Paloma Merodio (@PalomaMerodio) July 11, 2023
Tiene como propósito aumentar la conciencia sobre las cuestiones de población, incluidas sus relaciones con el medio ambiente y el desarrollo. ???? #DíaMundialdelaPoblación pic.twitter.com/N47C39ohRM
Por otro lado, menos jóvenes ingresan al mercado laboral, lo que puede dificultar la contratación de personal calificado en diferentes industrias y provocar una disminución de la productividad económica. Además, la falta de trabajadores jóvenes puede afectar el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de un país.
Un ejemplo de este escenario lo podemos ver en el sector salud, donde al reportarse menos nacimientos significan menos personas jóvenes que requieren atención médica y, a su vez, menos profesionales de la salud y recursos necesarios para atender a una población reducida.
De esta forma, puedes entender lo importante de abordar estas preocupaciones y hallar soluciones sostenibles que fomenten un equilibrio entre las tasas de natalidad y el desarrollo económico, así como el bienestar de la población.