El “phubbing” y su rol en el deterioro de la comunicación interpersonal

Innegablemente, para bien o para mal, los aparatos electrónicos se han convertido en una parte imprescindible de las personas todos los días. Ya sea por cuestiones de trabajo, comunicación o simplemente por motivos de ocio. Los dispositivos, principalmente el celular, son herramientas que nos acompañan todo el tiempo, aunque esto puede acarrear consecuencias severas. 

 
La cantidad de personas que usa celular en la actualidad es bastante grande, pues la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha informado que para el 2022 el 75 % de la población mundial de diez años o más posee un teléfono inteligente. En los países más desarrollados el 95 % de la población tiene uno, aunque en los más pobres esto se reduce a menos del 50 %. 

 
Los usuarios promedio pasan al menos cuatro o cinco horas al día con los dispositivos en la mano, a pesar de que las recomendaciones afirman que el máximo de tiempo que se debe usar para que no haya afectaciones en la salud no tendría que exceder las dos horas diarias. 

 
En la era digital en la que vivimos se ha vuelto cotidiana la adicción al celular, un hábito que se ha vuelto un problema muy preocupante para muchas personas porque tiene serias afectaciones al comportamiento humano. Estas conductas hacen que la gente se aísle y no tenga acercamiento con personas reales más allá de lo que sucede en la pantalla. 

A esto se le conoce como “phubbing”, una serie de actos en los que alguien tiende no solamente a pasar mucho tiempo en el celular, sino que también ignora por completo a las personas que lo rodean. El término es una combinación de dos palabras, la primera es Phone (teléfono), mientras que la segunda es Snubbing (despreciar). 

 
Lo más frecuente es que se prefiera pasar tiempo en redes sociales, revisando mensajes nuevos o antiguos y jugando con aplicaciones en lugar de llevar a cabo interacciones con otras personas o contacto físico real. Esto se debe principalmente a la poca capacidad de autocontrol de los usuarios, ya que, al no tener dominio sobre los estímulos que otorgan las plataformas. 

 
Esto termina por afectar en distintas áreas de la vida, pero la más notable es en el desarrollo de las relaciones interpersonales. En primer lugar, es claro que las personas adictas al celular siempre prefieren tenerlo en las manos que hablar con alguien más, pero inclusive en los momentos en los que no lo está atendiendo directamente también se da el distanciamiento. 

 
El hecho de tener el celular o la tablet sobre la mesa cuando se intenta sostener una conversación se puede interpretar como un detalle de poca atención y falta de interés en lo que se está hablando. En cuanto se da el mínimo sonido de notificación o mensaje, se prioriza atenderlo que seguir con el hilo de la interacción que se está dando en persona. 

También hay afectaciones cuando se da en relaciones de pareja. Este tipo de vínculos requieren el involucramiento de ambas partes, pero si pone más atención a los dispositivos que a las personas, es probable que no haya un futuro, ya que el phubbing impide que las necesidades de apego se sacien. 

Para entender lo que es, también hay que conocer cuáles son los elementos que lo propician. Lo normal es pensar que sucede únicamente en adolescentes, pero en realidad no es un problema ajeno a los adultos de todas las edades. 

Uno de los principales detonantes es que se tiene demasiado tiempo libre, combinado con el acceso ilimitado a internet sin supervisión. El phubbing se origina por esos dos factores, pero luego se alimenta por otras “necesidades”, como la de querer estar enterado de todo lo que sucede en las redes sociales y no perderse ningún evento significativo, aunque el individuo no se involucre realmente en nada de lo acontecido. 

 
Para muchos sujetos también resulta más atractivo la posibilidad de que se pueda navegar en más de un sitio o con varias pantallas a la vez, en lugar de hablar con una sola persona cara a cara. 

 
Hay ciertas conductas para darse cuenta si se cae en el phubbing. Quienes ya son asiduos a esto se denotan ansiosos si no tienen el celular en la mano o si no aguantan mucho tiempo sin revisarlo. De igual forma, si se está dando una conversación y se atiende rápidamente al llamado del celular, es síntoma de que ya se es muy adicto. 

Finalmente, si en el transporte público, espacios al aire libre o en las luces de alto en medio de un semáforo se revisa siempre el celular, es otro indicio claro de que se está perdiendo el control sobre el teléfono. 

 
Si bien, hoy en día es más común que en otros años cuando no existían estos dispositivos, hay prácticas que se llevan a cabo a fin de evitar caer en el phubbing. Sobre los menores de edad, es importante que los tutores tengan control de los contenidos que su hijo ve y, sobre todo, que regulen los tiempos que tienen a su disposición los dispositivos. No permitirle usarlo en momentos de convivencia como la comida o convivios familiares. 

 
Respecto a los adultos, lo recomendable es instalar una aplicación que controle el tiempo que se usa el teléfono y hacer configuraciones sobre las notificaciones para que estas sean silenciosas o concretamente que no lleguen. De igual forma, tratar de dejarlo lejos en situaciones como la comida, reuniones y guardarlo cuando haya una persona hablando de frente. Para lograr una mejor armonía en familia, lo ideal es llegar a acuerdos para que nadie use dispositivos en ciertos momentos.