Luego de 71 años de hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), hace 23 años en México se vio alternancia en el poder con la victoria del candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox Quesada. Este fue un hecho histórico, ya que el panista se alzó contra los pronósticos y en un país que buscaba un cambio después de décadas de priismo.
La vida política de México se transformó totalmente, no solo por el cambio partidario entre PAN y PRI, sino por todas las circunstancias que hicieron posible la victoria del panista frente a un partido tan prominente.
La jornada electoral que se vivió en aquel 2 de julio del 2000 fue algo inédito, ya que prevalecía un entorno en el que el PRI aún era la mayor fuerza política, gobernando aproximadamente a 43.3 millones de mexicanos, frente a los 34.7 del PAN y los 16.8 del PRD. De igual forma, el grupo hegemónico tenía la mayoría en 21 congresos locales contra los ocho del PAN y un empate con el Sol Azteca.
El panista Fox Quesada se alzó en los comicios federales con una “Alianza por el Cambio”, en la que se juntaron el blanquiazul y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), frente al solitario PRI que tenía en su candidato a Francisco Labastida, y la unión “Alianza por México”, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas del PRD, PT, Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), PSN y PAS, estos últimos sin registro en la actualidad.
Con todo lo anterior, el PAN obtuvo una victoria contundente que los dejó con 15’989,636, sufragios (42 % del total), frente a los 13’579,718 votos del PRI (36.11 %) y aún más arriba de los 6.2 millones de votos del PRD (16.64 %). Esto representó una de las jornadas con mayor participación, aproximadamente del 64 % del padrón electoral, equivalente a más de 38 millones de personas, aunque se venía de un proceso con mejores rendimientos, pues en el de 1994 participaron 77 % de los electores.
El país se pintó de azul con un total de 19 estados que le dieron la preferencia al cambio partidista, mientras que el tricolor solamente “ganó” en 12 entidades y el PRD apenas consiguió el favoritismo en un estado. La victoria de Fox Quesada no vino sola, ya que en la Cámara de Diputados también se llevó la mayoría, en total 235 curules, mientras que el PRI sólo se llevó 200 y el PRD 65. Una constante era que los tres partidos que en la actualidad conforman una alianza, en ese momento eran los únicos con presencia en las mayores instancias en el país.
A las 11:00 de la noche, el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, ya felicitaba a Fox por su victoria, mientras que los otros contendientes reconocieron al ganador virtual. El presidente del Instituto Federal Electoral (IFE, ahora INE), José Woldenberg, también reconoció que la jornada de ese año significaba la época del cambio en México.
Una de las valías del entonces candidato era anunciarse, tal como lo decía su alianza, como el cambio y la modernización del país. Entre sus principales propuestas de gobierno se enlista la implementación de apoyos a estudiantes en condiciones desfavorables. A esto se sumó que aseguraba la inversión histórica en ciencia y tecnología de 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) para cada rubro, aunque esto quedó al final en apenas .35 %.
Su carrera fue relativamente meteórica, ya que en la década de 1980 apenas había sido secretario del Ramo Agropecuario con Manuel Clouthier, en 1988 fue diputado federal y en 1995 se convirtió en gobernador de Guanajuato. Antes de eso se había desarrollado principalmente en el área empresarial privada, laborando en Coca-Cola.
¿Por qué perdió el PRI?
El hecho de que un partido quedara fuera del poder no se reduce únicamente a la jornada electoral, ya que luego de décadas de mandato priista la gente buscó una nueva esperanza en el PAN. Uno de los factores fue lo que se consideró una candidatura gris y sin ánimos por parte de Francisco Labastida.
A él se le veía como la política arcaica que ya causaba animadversión entre la población. Fue menospreciado incluso por sus compañeros de partido al punto de que la felicitación de Zedillo a Fox se dio antes de que hubiera un pronunciamiento oficial del IFE, aparte de que se dieron fricciones internas durante todo el proceso. Se convirtió en el primer priista en perder una elección presidencial. En contraste, Fox fue un candidato con más carisma y, una vez más, que se valió de la promesa del cambio y el avance en el país.
La derrota del PRI empezaba a verse desde años atrás, ya que tres años antes perdieron la mayoría en el Congreso y la capital del país también pasó en 1997 a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato del PRD. Las políticas económicas del sexenio de Zedillo aún eran motivo de descontento entre los mexicanos.
Luego de las elecciones, ya con Vicente Fox en el poder, su administración se encargó de sacar a la luz en 2001 el llamado “PemexGate”, suceso en el que se informó sobre desvíos millonarios de recursos del sindicato de trabajadores de la petrolera para la campaña de Labastida. Esto sentenció al PRI a no ganar nuevamente en el país hasta 12 años después, con Enrique Peña Nieto a la cabeza.