Atracciones para millonarios o cómo jugarse la vida a un alto precio

Atracciones para millonarios o cómo jugarse la vida a un alto precio

Foto: FreePik

Una de las grandes empresas que parecía quedarse rezagada en la exploración y el turismo espacial es 'Virgin Galactic', del multimillonario Richard Branson. Ayer la agencia espacial del británico hizo historia al convertirse en la primera en lanzar vuelos comerciales al espacio, con la intención de hacerlo mensualmente.

 

'Space X' y 'Blue Origin' se habían adelantado en la carrera espacial para llevar turistas a visitar el espacio, pero finalmente fue Virgin la primera en concretarlo. Esto se da en un contexto en que las extravagantes actividades de los millonarios están bajo la lupa pública tras el hundimiento del submarino 'Titán', que llevaba gente a ver los restos del Titanic en el fondo del Atlántico.

 

Cuando se dio a conocer la noticia del histórico logro de Virgin Galactic, no tardaron las comparativas entre el turismo espacial y el de aguas profundas, no solo por ser de acceso limitado para el público general, sino porque ambas pueden poner en riesgo la vida de sus tripulantes.

 

La primera tripulación de Virgin Galactic tiene como objetivo estudiar los efectos en el cuerpo de los viajes especiales para civiles, así como los efectos neurológicos de los pasajeros y sus experiencias durante la travesía. De ahí en adelante, serán meramente por ocio desde agosto.

 

¿En qué se parece el turismo espacial y el de aguas profundas?

 

En primer lugar, y como ya se dijo, este tipo de viajes están restringidos a muy pocos sectores de la población, porque sus precios lo dictan. Los viajes al espacio, de los que ya hay al menos 800 vendidos, cuestan 450,000 dólares por pasajero, mientras que los de aguas profundas tienen, hasta antes de la tragedia, costo de 250,000 dólares.

 

Luego está la primicia de ser una de las primeras personas en apreciar sitios que aún son inexplorados para la mayoría de la población. Los fondos de los océanos, más allá del atractivo del Titanic, son espacios que incluso investigadores no han podido ver con certeza, lo mismo que el espacio más alejado, este último con el agregado de salir del planeta y contemplarlo desde una perspectiva única.

 

Pudiera pensarse que un peligro en ambos recorridos es la posibilidad de perderse y quedar a la deriva en sitios de muy difícil acceso para alguna operación de rescate. La realidad es que esto solo es posible en el caso del turismo acuático, ya que es relativamente fácil que se pierda el rastro de un sumergible por una implosión, como lo visto con Titán.

 

Por otro lado, los viajes al espacio son más seguros, ya que no hay posibilidad de perderse porque se emplean sistemas de rastreo más sofisticados y en la mayoría de las ocasiones la nave no se pone en órbita.

 

Una convergencia más entre las dos atracciones es que se llevan a cabo en espacios muy reducidos. OceanGate, la empresa que se encarga de los viajes submarinos, generó dudas por el sumergible tan pequeño en que se hacen las expediciones. En los videos que se dieron a conocer se aprecia una capacidad muy reducida apenas para cinco personas, incluido el piloto, y que da poca visibilidad al exterior.

 

Mientras tanto, las cápsulas que se han mostrado tanto en Virgin Galactic como en Blue Origin son igualmente pequeñas, apenas con el suficiente espacio para los tripulantes y sus pilotos. Las de Virgin solo contienen a seis pasajeros y dos navegantes, mientras que la de Blue Origin solo cuenta con capacidad para seis personas. La diferencia es que la tecnología de estas es más desarrolladas y han sido probadas con más rigurosidad.

 

Algo que pone en riesgo la vida de la gente para ambos casos es la poca o nula claridad respecto a la supervisión de las naves o sumergibles. Por ejemplo, el Titán se sumergió estando en aguas internacionales, por lo que no hay estatutos que se le obliguen a cumplir para cerciorarse de la seguridad de los usuarios.

 

Sucede lo mismo con las naves espaciales, ya que la legislación, al menos la de Estados Unidos, no ha emitido normativas para el diseño o reglas de seguridad que estas deban cumplir. Quienes abordan las naves de Space X, Blue Origin y Virgin Galactic hacen firmar a sus usuarios una carta de consentimiento informado en la que se hace expreso que no hay ninguna certificación en las naves.

 

Ambos negocios se están valiendo de terrenos en los que ninguna instancia ha dictado normas de seguridad y, mientras estas sean instauradas, seguirán en el limbo de lo irregular. Se planea que este año se discuta la legislación en EU para que ya haya normas de seguridad.

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