Resonancia de Schumann, un concepto poco conocido pero muy común

Resonancia de Schumann, un concepto poco conocido pero muy común

Foto: Pixabay

En el mundo hay múltiples fenómenos de la naturaleza y ciclos de la Tierra que aún son un misterio para la humanidad, aunque muchas veces son ignorados por el poco impacto que tienen para la vida. Uno de estos casos es la llamada Resonancia de Schumann, un concepto desconocido para la mayoría de las personas, que actualmente ha cobrado más relevancia por sus efectos. 

  

También conocido como “latidos de la Tierra”, estas resonancias se refieren a la actividad electromagnética estacionaria que se propaga desde la parte inferior de la ionósfera hasta la superficie del planeta. El origen se debe a que en la ionosfera, a más de 90 kilómetros sobre la Tierra, hay capas de partículas eléctricamente cargadas que se disipan a la tierra mediante cavidades formadas durante las tormentas eléctricas y rayos. 

  

Con cada rayo que impacta en la Tierra, estas ondas se disparan hasta el suelo del planeta y empiezan a rebotar entre la superficie y la ionosfera, quedando atrapadas, lo que a su vez hace que se combinen y se creen patrones de alto rango que se pueden medir. 

  

Desde hace más de un siglo fueron estudiadas por el famoso científico Nikola Tesla, aproximadamente en 1905, pero la primera teoría y modelo matemático que se presentó al respecto fue gracias a Winfried Otto Schumann en 1952, por lo que reciben el nombre de este físico alemán. 

  

Las resonancias de Schumann son un proceso 100 % natural que tiene utilidad en la ciencia, puesto que sirven para hacer estudios sobre el clima y para monitorear la actividad del sol. Las ondas electromagnéticas se miden en longitud y frecuencia gracias a estaciones equipadas con magnómetros colocados en diferentes partes del mundo. 

  

 

  

Usualmente las resonancias de Schumann vibran a 7.8 Hertz (Hz), similar al cerebro humano en estado de relajación; no obstante, en los últimos días se registraron frecuencias superiores a los 180 Hz, lo que podría tener efectos en el cuerpo. En situaciones normales lo más común es que se midan de cinco hasta 50 Hz, lo que se denomina frecuencias extremadamente bajas, aunque la frecuencia predominante es de 7.8 Hz. 

  

No hay manera de determinar exactamente qué fue lo que ocasionó estos cambios, aunque hay teorías y suposiciones de qué pudo ser por alteraciones entre las cargas que se reciben desde la ionósfera a la tierra, y las que llegan provenientes del espacio. Según la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) hay otros factores que influyen, como es el aumento de la temperatura en la atmósfera que perturba las tormentas eléctricas, o por actividad sísmica que libera frecuencias bajas que sí pueden alterar la ionosfera. 

  

Aparte de los efectos climáticos también son relevantes porque al vibrar en la misma frecuencia que el hipotálamo humano, se cree que produce efectos en los ciclos biológicos y la salud de nuestro cuerpo. Algunas creencias aseguran que esto beneficia a la capacidad cerebral o ayuda a alcanzar un nivel de consciencia más alto y así conectarse con el planeta. ¿Qué tan cierto es esto? 

  

No existe evidencia científica que dé certeza sobre los efectos directos de la resonancia de Schumann sobre los humanos en ningún nivel. Las creencias populares aluden a que esto afecta con dolores en la cabeza, argumentando que, al incrementar la frecuencia de los “latidos de la Tierra”, esto desencadena efectos en el cerebro humano, aunque no se ha comprobado. 

  

Muchas personas tienen la idea de que también hay consecuencias en dolor de articulaciones, músculos, fatiga o cansancio, fotofobia (temor de la luz) o hasta cambios en la presión arterial, pero en realidad no se ha llegado a una conclusión. 

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