Las incesantes olas de calor que se están viviendo causan estragos en varios aspectos. Por un lado, se han registrado pérdidas de vidas humanas, resultando difícil hacer actividades al aire libre. Además, algunos productos necesarios para sobrellevar la situación, como ventiladores o agua embotellada, comienzan a escasear.
En distintas regiones del país, se han reportado casos de tiendas departamentales con estantes vacíos de ventiladores y equipos de aire acondicionado. Una vez más, las compras de pánico generan escasez de productos esenciales debido a que quedan en manos de pocas personas.
Esto nos recuerda lo sucedido a principios de 2020, cuando la pandemia golpeó y se observaron casos de multitudes acaparando papel higiénico, cubrebocas, alimentos y botellas de cloro o desinfectante. Estos dos escenarios no son los únicos en los que la intensidad de las compras provocó escasez de un artículo.
Los desastres naturales hacen que las personas se apresuren a adquirir diversos artículos básicos, pero en 2017 no fue precisamente uno lo que escaseó. Debido al huracán "Irma", los residentes de Florida se apresuraron a cargar gasolina en sus vehículos antes de que el ciclón golpeara con mayor intensidad. Aproximadamente un tercio de las estaciones de servicio presentaron escasez en lugares como Tampa y Gainesville.
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Además, las personas vaciaron los supermercados para abastecerse de alimentos mientras pasaba lo peor del huracán. La amenaza de vientos superiores a los 200 kilómetros por hora hizo que la gente se esforzara por vaciar los estantes de víveres y bebidas.
En enero de 2019, México experimentó algo similar, aunque las razones fueron distintas. Debido al creciente robo de combustible de los ductos de Pemex, el presidente ordenó cortar algunos suministros, lo que provocó especulaciones sobre una posible escasez y, en consecuencia, compras de pánico en las gasolineras.
Al menos en ocho estados, como la Ciudad de México, Monterrey y el resto de la zona de la megalópolis, el punto crítico se produjo el 8 de enero a las 12:00 horas, lo que llevó al cierre de decenas de estaciones de servicio durante casi dos semanas. La "normalidad" regresó hasta el 20 de enero, pero durante ese tiempo, uno de los recursos más utilizados escaseó para muchas personas.
Después del anuncio de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado "Brexit", circularon noticias sobre un posible déficit de alimentos y combustibles debido al temor de que el resto del continente cortara los suministros. A medida que se acercaba la fecha límite para anunciar el Brexit, los ciudadanos británicos acudieron a los supermercados en previsión de una escasez.
El calor también es enemigo de la economía familiar https://t.co/Dr5inSHflz
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Los alimentos enlatados y no perecederos desaparecieron durante varios días y algunas estaciones de servicio se quedaron sin gasolina. Esto casi provocó una crisis alimentaria en el Reino Unido, algo que no se veía desde la Segunda Guerra Mundial en la primera mitad del siglo XX.
En mayo de 2018, los camioneros de Brasil mostraron su importancia al provocar escasez de productos debido a una huelga en la que exigían reducción de costos en el diésel y exención de pago de peajes para algunas unidades. Como resultado, las tiendas dejaron de recibir alimentos y suministros médicos que los transportistas ya no entregaban, y las gasolineras experimentaron déficit debido a que los habitantes de Sao Paulo no dejaban de llenar sus tanques.
El presidente Michel Temer negoció para satisfacer las demandas de los camioneros y evitar un colapso en la economía del país. Otra de las consecuencias fue que, al no llegar materias primas e insumos, millones de animales de granja tuvieron que ser sacrificados, lo que generó una mayor escasez de alimentos.