La semana pasada miles de estudiantes presentaron el examen de admisión para ingresar a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); poco más de la mitad de ellos se quedará fuera, lo que podría significar un plan B o incluso la deserción escolar.
De acuerdo con cifras oficiales de la máxima casa de estudios del Estado, la BUAP registró aproximadamente 80,000 aspirantes para el proceso de admisión 2023, lo cual representa aproximadamente 8,000 aspirantes más que los registrados el año pasado.
Esto quiere decir que más del 50 % de los aspirantes se quedarán sin un lugar para estudiar en la máxima casa de estudios, tomando en cuenta que en el pasado proceso de inscripción se matricularon 35,118 alumnos de nuevo ingreso para alguno de los 118 programas educativos con los que cuenta.
Tomando en cuenta este panorama, en Imagen Poblana te platicamos un poco sobre las posibilidades que tienen estas personas que no logran ingresar a la BUAP, basándonos en las experiencias de años pasados.
El Plan B
Primero que nada, hay que decir que existen dos grupos en este proceso de admisión: los que buscan ingresar a la universidad, pero también los que buscan algún lugar en una de las preparatorias de la máxima casa de estudios.
Estos últimos son los que tienen un abanico de oportunidades más amplio, ya que afortunadamente el nivel medio superior cuenta con un mayor número de instituciones públicas y privadas que permiten albergar a una mayor cantidad de estudiantes.
Es por ello que, basándonos en lo acontecido en años anteriores, podemos decir que la mayoría de los jóvenes que llega a presentar su examen de admisión para alguna de las preparatorias de la BUAP, lo hace con una segunda opción a la mano.
Generalmente, ya cuentan con una preinscripción o tienen posibilidad de ingresar a un bachillerato público, en caso de que sus posibilidades económicas no les permitan acceder a la educación particular.
En cambio, otros que tienen cierta flexibilidad económica, podrían buscar espacio en alguno de los bachilleratos o preparatorias privadas de todo el estado, ya sea para cursar todo el nivel medio superior o por lo menos un año a la espera de volver a intentar entrar a la BUAP el 2024.
En el caso de los aspirantes a la universidad, encontramos que el número de instituciones de educación superior públicas es menor y esto reduce considerablemente el abanico de oportunidades que tienen estos jóvenes.
Algunos que desean ingresar a estudiar alguna ingeniería podrían hacerlo a través de la Universidad Tecnológica de Puebla o los que quieren estudiar medicina podrían buscar algún cupo en la Universidad de la Salud del Estado de Puebla.
Otros más buscarán migrar a Tlaxcala para algún espacio en la Universidad Autónoma de dicha entidad y solamente aquellos que tengan posibilidades económicas, intentarán seguir sus estudios en una institución particular.
Educación privada e incorporada
Además de las ofertas de educación particular que hay en el nivel superior, como puede ser la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la Universidad Iberoamericana o incluso la Universidad de las Américas Puebla, hay otras instituciones más baratas, pero sí requieren de ciertas posibilidades económicas.
Entre estas instituciones con colegiaturas más accesibles encontramos algunas de las escuelas incorporadas, que están validadas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en sus programas educativos.
Actualmente, hay 48 bachilleratos y 15 universidades que cuentan con el reconocimiento oficial de la BUAP, solamente en sus programas académicos, por lo que cada institución es responsable de su planta docente, de sus colegiaturas y de sus instalaciones.
Estas escuelas incorporadas son las primeras opciones para los estudiantes que no pasan el examen de admisión de la BUAP, pues les permite en algún momento hacer nuevamente el intento por ingresar a la máxima casa de estudios y revalidar sus materias.
Muchas de estas instituciones particulares empiezan sus cursos en septiembre y dan un tiempo perfecto a aquellos alumnos que no ingresaron a la BUAP, de encontrar cupo aquí e iniciar sus clases aproximadamente un mes después.
¿Y la deserción escolar?
Como se dijo previamente, generalmente los jóvenes que no logran ingresar a algún programa universitario de la BUAP se ven condicionados a opciones particulares que representan un gasto económico considerable.
Cuando el aspirante o su familia no están en condiciones de cubrir una inscripción y una colegiatura en una universidad privada, estos jóvenes se ven obligados a suspender de manera temporal o definitiva sus estudios académicos.
Algunos tendrán que posponer sus aspiraciones universitarias por lo menos un año para hacer un nuevo intento e ingresar a la universidad en el próximo proceso de admisión, mientras que otros serán absorbidos por el mercado laboral en las condiciones menos idóneas, pues legalmente sólo cuentan con estudios a nivel preparatoria.
De ahí la importancia que está haciendo actualmente la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla con el proyecto del campus de Ciudad Universitaria 2, el cual permitirá ampliar la matrícula de forma gradual durante los próximos procesos de admisión, reduciendo la deserción escolar y mejorando la calidad de la infraestructura educativa.