En los últimos años, una de las formas de inversión en línea es el mundo de las criptomonedas, un mercado criticado por su poca claridad y la falta de regulación, y que hoy nuevamente está en el ojo de las críticas. Una de las plataformas para este tipo de transacciones es Coinbase, que actualmente está en la mira de la justicia estadounidense por su manera de operar.
Brian Armstrong, director ejecutivo de Coinbase, trató de reunirse en más de una ocasión con Gary Gensler para regular el mercado de las criptomonedas. Gensler, quien está a cargo de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), demandó a esta plataforma por funcionar de manera ilegal como un broker, es decir, intermediario en compra y venta de activos financieros.
La SEC acusa que este tipo de operaciones no da certeza a sus usuarios sobre sus derechos y garantías, además de que nunca se registraron ante ellos para su correcta regulación. Esto derivó en caídas en acciones, incertidumbre en inversores y una futura disputa legal.
Sin embargo, para la mayoría de las personas las criptomonedas continúan siendo algo completamente desconocido, pues no se sabe cómo iniciar, cuánto se debe invertir y qué riesgos implica.
Las criptomonedas son medios digitales que sirven para hacer intercambio de valores, como una divisa física, pero todo en la web. A diferencia de otros activos en línea, estas se valen de criptografía digital para asegurarse de que tengan más seguridad y así estén controladas y cada transacción sea verificada.
Uno de los argumentos de quienes más las promueven es que las criptomonedas son descentralizadas, es decir, que no están bajo el dominio de una sola agencia, empresa, banco o gobierno, por lo que son los usuarios quienes tienen autonomía total sobre los valores.
La primera que se conoce es, al mismo tiempo, la más cotizada de la actualidad, el Bitcoin. No se conoce realmente quién fue el creador, pues sólo hay un seudónimo denominado “Satoshi Nakamoto”. A raíz de esto surgieron muchas más como Ethereum, Binance Coin y Dogecoin, esta última que ha ganado fuerza gracias a Elon Musk. Con ello, surgen plataformas como Binance o Coinbase para la compra, venta e intercambio de las criptodivisas, a las que se llama exchanges.
¿Cómo funcionan? Se requiere una serie de ordenadores descentralizados en todo el mundo y que están formados por nodos. Dichos nodos se forman gracias a los mineros, es decir, personas que forman sus propios ordenadores y dan sustento a los enlaces; a medida que se generan más valores y criptomonedas, los mineros reciben más incentivos. A esta gran serie de nodos se le conoce como blockchain, o cadena de bloques.
Al estar descentralizadas, el valor se va determinando conforme a la producción de más cripto, lo que permite tenerlas controladas sin que haya otro tipo de intervención, a diferencias de los valores de bolsa comunes. El blockchain es la tecnología de almacenamiento, a la que se le puede dar otros usos como el resguardo de datos o seguridad cibernética.
Con las criptomonedas se pueden adquirir productos que no son tan cotidianos o viables con monedas normales. Es viable comprar productos convencionales como equipo electrónico, tarjetas de regalo, ropa, viajes o pagar en algunos comercios.
No obstante, la creación de nuevos productos en el ciberespacio abre otras posibilidades como la compra de NFT’s, unidades de valor que solo existen en espacios digitales y pueden ganar más valor, como obras de arte o aditamentos y experiencias para videojuegos, pero también son útiles para la adquisición de software.
Si bien los beneficios de las criptomonedas y su tecnología son múltiples, también conllevan riesgos a la hora de invertir. Uno es que al ser productos que dependen totalmente de la oferta y la demanda, su valor es muy volátil, por lo que el ajuste de precios se ve modificado todo el tiempo de manera abrupta.
Este es también uno de los riesgos que señalaba Gensler, pues al no haber regulación, las cotizaciones no tienen claridad o un sustento real. Al no estar reconocidas por ninguna entidad financiera, bancaria o de valores, no hay seguridad de las transacciones que se dan al interior.
Igualmente, el mercado de los exchanges se ha convertido en una ventana para fraudes, pues la falta de un ente vigilante deja que se pueda perder el dinero fácilmente. Algo similar se vio con FTX, una plataforma que quebró y dejó millones de dólares en pérdidas para sus inversores y promotores.
Para acceder a una billetera de criptomonedas es necesario crear una cuenta con contraseña, pero hay que tener certeza de cuál es, en primer lugar para que sea segura y no susceptible de intromisiones, pero también para no perderla. Con los inicios del Bitcoin, muchas personas lo compraron a precios bajos, pero conforme subieron las cotizaciones ya no pudieron recuperar sus cuentas debido a que no recordaron sus contraseñas.