Contaminación y la advertencia de los océanos

Contaminación y la advertencia de los océanos

Si en el mar la vida es más sabrosa, imagínense en el océano que es el padre del mar, los golfos y las bahías. Riqueza grandiosa y vital que los humanos estamos destruyendo. En esa destrucción, va nuestra propia vida, ya que 70 por ciento de la tierra lo cubren esos océanos y de ellos depende la existencia de la humanidad, con el aporte de más del 50 por ciento de todo el oxígeno total que respiramos. Si se llama a celebrar a nivel mundial El Día del Océano, va la advertencia de que debemos poner freno de inmediato a la contaminación de esos entornos líquidos, si queremos seguir teniendo vida en el futuro. Los datos que da la ONU a través de su Programa para el Medio Ambiente (PNUMA)  es de la existencia en este momento de 170 billones de plástico en los cinco océanos que tiene el mundo, con más de 13 millones de plásticos arrojados cada año. Eso sostienen el PNUMA y otros organismos dedicados a la investigación contaminadora de los océanos que equivaldría a 21 mil residuos por cada habitante. En ese englobe, todos tenemos la culpa.

 

¿QUIEN ES EL ENEMIGO, EL PLÁSTICO O EL SER HUMANO QUE LO ARROJA?

 

Las imágenes terribles y desoladoras que nos muestran la cantidad de plástico en las playas, se ramifican por todo el mundo. El alerta lo puso la ONU el 5 de diciembre de 2008, al crear El día Mundial del Océano, para advertir la forma como estamos contaminado sus aguas. Los millones de toneladas que entran a esas aguas, se van disminuyendo y terminan en microplásticos, substancia de gran peligro para los seres vivientes de los océanos. Estos como todos sabemos, son cinco, el Pacífico que nos toca directamente, el Atlántico, el Índico, el Ártico y el del sur, el Antártico. Todos, en diferentes dimensiones de acuerdo a la cercanía industrial están contaminados. Y ya que nos estamos metiendo en el agua, recordemos también los famosos siete mares, hijos de esos océanos en el mundo: Negro, Caspio, Rojo, Mediterráneo, Adriático y el mar de Arabia que es parte del Indico.

 

MÉXICO, PAÍS PRIVILEGIADO POR MARES Y GOLFOS QUE DEBEMOS DE CUIDAR

 

México  es uno de los países mejor posicionados en el mundo por sus mares, golfos y bahías. Tiene miles de las especies más ricas de las aguas y es bañado en playas famosas por las  salinas de esas decantaciones oceánicas. Tenemos también  y hay que recordarlo, el Océano Pacifico,  el Golfo de California,  el Golfo de México, el mar Caribe, todos llenos de grandes riquezas, ecosistemas en todo tipo de especies y aportes. Si se sostiene que para 2030 más de 40 millones de seres humanos dependerán del mar en su economía, en México ese porcentaje puede alcanzar a muchos. La advertencia está en volver a retomar aquellos programas de vigilancia y cuidado que teníamos antes de la pandemia y que por la urgencia fuimos dejando. En este momento el plástico de un solo uso está por todas partes y es triste verlo hacinado en la playas del país, a punto de entrar a las aguas a destruir la vida.

 

LOS POETAS SIEMPRE HAN TENIDO PREDILECCIÓN POR EL MAR

 

Como  un ser viviente que causa atracción desde esa movilidad permanente, el mar ha quedado prendado en la literatura, la música, la  poesía, de miles de artistas. Famosas son obras clásicas que hacen del mar uno de sus personajes: La isla del Tesoro, Veinte mil leguas de Viaje submarino, El viejo y el mar, Moby Dick, para mencionar unas cuantas. Canciones hay muchas y la gente suele recordar la de Osvaldo Farrés que cantaba Carlos Argentino llevado por La Matancera En el mar la vida es más sabrosa. De los poetas, recordaré unos pocos, en los hermanos Machado,  Paz, Benedetti, Neruda, Lorca,  Gorostiza, Diego, Guillén, Alberti, Unamuno et al. Y presentaré en dos versos a aquel escritor y también poeta que es clásico por la gran defensa que hizo de Benito Juárez en Jalisco:  Guillermo Prieto. El parece preguntarle al mar, si algún día estará libre de la agresión foránea y podrá dormir limpiamente en sus ensueños.

 

Tu nombre¡oh mar!

en mi interior resuena

despierta mi cansada fantasía,

conmueve y engrandece el alma mía,

de intensísimo férvido la llena.

 

¿Serás ¡oh mar!, magnífico y grandioso

cuando duermas risueño y sosegado

cuando a tu sueño quieto y dilatado

acaricie el ambiente delicioso?