La delgada línea que hay entre el uso excesivo de la fuerza y la correcta aplicación del protocolo policial es lo que provoca que muchas veces los integrantes de los cuerpos de seguridad pública sean agredidos por ciudadanos que saben que los policías están atados de manos.
El caso más reciente se dio conocer ayer cuando se difundió un video que muestra cómo un sujeto en estado de ebriedad se opone a ser detenido y golpea a dos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana de San Andrés Cholula.
En el video se puede ver cómo el sujeto golpea a uno de los oficiales cuando está en el piso, mientras que un grupo de motociclistas intenta detenerlo y hacerlo recapacitar sobre lo que ocurre.
Por fortuna, el responsable de esta agresión fue detenido y las dos oficiales presentaron la denuncia correspondiente para que se investigue y sancione la agresión cometida por este civil.
Haciendo un análisis superficial de lo ocurrido y tomando en cuenta únicamente lo que se puede ver en las imágenes, podemos señalar que hubo varios errores al momento llevar a cabo la detención de este sujeto.
Primero, hay que señalar que la mayoría de los grupos de patrullaje deben estar conformados por un hombre y una mujer, para permitir que se respeten los derechos de una persona al momento de ser detenida, tanto si es hombre como mujer.
En este caso se puede ver que las dos eran mujeres, las cuales lamentablemente fueron superadas en fuerza por este iracundo sujeto alcoholizado, lo cual terminó por poner el riesgo su vida, independientemente de que el agresor no tuviera derecho de hacer lo que hizo.
Aquí entra el dilema sobre el uso excesivo de la fuerza, pues finalmente las oficiales no son capaces de implementar una técnica de sometimiento efectiva que permita detener este hombre sin que ninguna de las partes resulte lesionada.
¿Qué otros casos han ocurrido?
Casos en que elementos de alguna corporación de seguridad pública son atacados por civiles han ocurrido con más frecuencia de lo esperado, de ahí que llame la atención si se están llevando a cabo los protocolos necesarios para evitar este tipo de situaciones.
Un ejemplo ocurrió el 13 de marzo, cuando elementos de la Policía Municipal de Puebla acudieron a la colonia Bosques de Santa Anita debido a que le reportaron que había una riña multitudinaria.
Al llegar al sitio, los elementos fueron agredidos por sujetos, que les causaron golpes y aunque lograron detener a tres de los implicados, por lo menos un número similar se dio a la fuga.
El 27 de marzo ocurrió otro caso en la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, donde dos elementos de la Policía Municipal de Puebla fueron agredidos por cuatro sujetos que estaban ingiriendo bebidas embriagantes en la vía pública.
Un video difundido en redes sociales permitió ver cómo los sujetos golpearon a uno de los policías hasta dejarlo inconsciente, mientras que su compañero no pudo hacer nada para detener a los agresores mientras corrían impunemente.
Los policías agredidos no usaron sus armas de fuego y de ahí donde se valen los agresores para causar severas lesiones a uno de ellos, en un caso que se volvió viral, pero que este momento no ha dejado personas detenidas.
Otro caso más ocurrió el 21 de marzo, cuando elementos de la Policía Estatal llegaron hasta la junta auxiliar de San Salvador Chachapa, en el municipio de Amozoc.
Una vez en el sitio, los uniformados fueron agredidos por civiles que los despojaron de sus armas de cargo y se dieron a la fuga, aunque posteriormente tres de ellos fueron detenidos y las armas recuperadas horas más tarde.
Otro de los casos que más ha llamado la atención de los poblanos fue el ocurrido el pasado 12 de mayo en Izúcar de Matamoros, donde un grupo de sujetos agredió a elementos de la Fiscalía General del Estado durante un operativo en la zona de tolerancia.
Tras la agresión, dos de los agentes ministeriales fueron hospitalizados y aunque se han hecho varios cateos y operativos, hasta el momento no ha sido posible detener a los responsables.
¿Y las armas?
Lamentablemente, en México los policías no están facultados para el uso de medios letales, como pueden ser sus armas, para controlar a sujetos violentos en una operación policial.
Las corporaciones tampoco han invertido en capacitación para defensa cuerpo a cuerpo y no se les proporcionan armas no letales que les ayuden en casos como los arriba citados.