Hay efemérides que no sobresalen por su poco impacto mediático, pero las conmemoraciones a las que aluden son verdaderamente relevantes. Un caso así es el del 7 de junio, Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos (DMIA), una fecha de la que poco se sabe y que se instauró apenas hace cinco años.
Este día se proclamó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2018, con el objetivo de aleccionar sobre la importancia de la seguridad y control de los alimentos que consumimos, al igual que para prevenir de los riesgos que supone la ingesta de comida en mal estado o contaminados.
Cuando los humanos comemos este tipo de alimentos nos exponemos a grandes riesgos, así lo comentó el doctor Alejandro Galicia Saldaña. en entrevista para Imagen Poblana. El especialista señala que hay varias enfermedades que pueden ser mortales para las personas y son el resultado de la mala conservación o producción de los alimentos.
El médico define que los alimentos suelen tener un periodo de vigencia y, una vez que este pasa, se dan procesos de fermentación y putrefacción que terminan por deteriorarlos. Hay unos que son "inofensivos", como una sopa aceda, que no pasa de un mal sabor, pero otros acarrean consecuencias más graves.
Menciona que hay casos diferentes como los mariscos y pescados que causan alergias en diferentes medidas cuando ya están en putrefacción. Hay quienes son especialmente sensibles a las proteínas del camarón, lo que las hace más propensas a reacciones graves y potencialmente mortales. No todos los casos son así, pero también derivan en vómito, diarrea, intoxicación y fiebre.
“Inclusive si una persona ingiere un yogur caducado va a tener vómito y diarrea. La reacción es esa en general, ya si hay fiebre depende de las toxinas que tenga la carne, pero también hay deshidratación a causa del vómito”, señala el especialista. Además, advierte que el desequilibrio hidroelectrolítico es más riesgoso en niños y adultos mayores, por lo que hay que ser más cuidadoso con estos sectores.
Entre las enfermedades que más reconoce por los alimentos putrefactos están las alergias, brucelosis, diarrea, intoxicación y la intromisión de otros patógenos. Sobre los parásitos, comenta que existe la posibilidad de comer amebas, fasciola hepática (especialmente en verduras contaminadas), taenia solium (las famosas solitarias), taenia saginata, además de bacteroides fragilis y bacterias como shigella.
Al ingerirlos nuestro organismo no los elimina, por lo que se dan casos de parasitosis que dañan al cuerpo. Esto se debe también a que los alimentos no se guardan adecuadamente y, cuando se están pudriendo, insectos como las moscas se paran en ellos y dejan sus huevos que, posteriormente, se desarrollan en gusanos peligrosos al ingerirlos.
¿Cuáles son los factores que contribuyen a la contaminación de los alimentos? El especialista hace énfasis en que hay lugares donde las verduras se cultivan y riegan con aguas contaminadas. Puntualmente sabe que en el sur del estado, en municipios como Tehuacán o Tecamachalco, usan recursos de la presa Manuel Ávila Camacho, la de Valsequillo, cuyas aguas son de dudosa pureza, sumando a la propagación de los patógenos mencionados.
Otras circunstancias que hacen que la comida se estropee es la poca refrigeración, el exceso de calor ambiental, no congelar y, una peor, que quien los prepare no cuide su higiene. “La salmonela shigella se transmite porque los preparadores de alimentos se contaminan cuando defecan y con sus manos contaminan el alimento. La amibiasis tiene un ciclo ano, mano, boca, donde se expulsa y, al no lavar las manos, se contamina el alimento y entra por la boca”, sentenció el médico.
Finalmente, para evitar la polución, él recomienda que se cuide la higiene, lavándose las manos antes y después de comer y, por supuesto, previo a la preparación de alimentos. Por otra parte, para prevenir la ingesta de comida caducada o en mal estado, insta a la gente poner especial atención en los sabores para las verduras, pero en el caso de las carnes ya preparadas, fijarse en los olores que despide.
Sin embargo, sabe que la mayoría de personas no tiene esta costumbre. Cuando empezamos a comer podemos notar un sabor amargo, por lo que lo ideal sería que antes de ingerirlo lo abriéramos para ver de qué color está. En otros alimentos como el pollo frito, recomienda partirlos para observar el interior y cerciorarse de que no hay gusanos u otros parásitos que ya lo hayan infectado.
La seguridad alimentaria abarca todo, desde los procesos de producción de alimentos, cultivos y cría de animales de consumo, hasta el transporte, conservación y venta de comida. Los alimentos inocuos son parte de toda la vida, más allá de la salud que brindan, también contribuyen a fomentar la economía, emplear adecuadamente recursos y conservar la estabilidad del planeta.
Ahí radica la importancia de una conmemoración como esta, pues la ingesta de alimentos en mal estado causa múltiples enfermedades cada año, sumado a miles de muertes que se podrían evitar.
De acuerdo a los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año 600 millones de personas en todo el mundo se enferman por comer alimentos contaminados o en mal estado y se estima que es a causa de 200 padecimientos distintos. Esto no es todo, pues anualmente mueren 420,000 personas producto de estas afecciones.
La salud es lo más importante, pero hay otros sectores que se ven afectados por la mala calidad alimenticia. Uno es la economía, toda vez que se pierden 920 millones de dólares cada año por la mala praxis de la productividad alimentaria. Químicos, bacterias, virus, parásitos o metales pesados son parte de los agentes contaminantes más habituales.