Ciento cuarenta y cinco años de haber nacido cumple Francisco Villa, Pancho Villa, el Centauro del Norte, el 5 de junio. Pero hace cien años que ya no está con nosotros. Fue asesinado en una emboscada en Parral por un venal tipejo llamado Jesús Salas Barraza. Su centenario se celebra este año dedicado a lo que realmente fue ese singular personaje y no a las historias frívolas que circulan sobre él. Su personalidad arrolladora al frente de la famosa División del Norte que tanto envidiaban Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, trascendió a lejanos confines, pero fueron ellos, los norteños sonorenses, los que siguieron enfrentándolo hasta crear el tinglado que lo relaciona con la historia de la agresión a los chinos cuando las leyes que los negaban fueron expedidas por los dos caudillos. A esas historia se suman las muy diversas narraciones de su origen, que nunca coinciden con la realidad. Y la insistencia en lo que ya eran en ese entonces las mentiras creadas que rodaban. Sobre todo tildándolo de bandolero. Pese a que en Europa ya retumbaba el realismo y el romanticismo había cedido su paso, en México lo provinciano aún tenía partes ramplonas aunque ya la Revolución mostraba sus beneficios, en medio del maremágnum político.
VILLA ENTENDIÓ CON PROFUNDIDAD EL PROBLEMA CAMPESINO Y LO APOYÓ
Pocos recuerdan o lo han ignorado siempre, que Villa fue gobernador de Chihuahua, pese a que nació en 1878 en Durango en un sitio que ahora se llama La Coyotada. Su paso por la gubernatura fue breve, pero significativa, porque aprovechó para enfrentar a los grandes terratenientes en la defensa directa del campesinado. Los que querían menospreciarlo decían que era ignorante pero en ese paso por el poder, lo siguió ejerciendo según dicen, desde afuera, por la influencia que tenía en el que lo sustituyó. Pero en ese paso, fundó muchas escuelas y ordenó abrir el Instituto científico y literario que habían cerrado otros gobiernos. La historia de Villa trascendió a otras latitudes sobre todo después de su entrada a Estados Unidos, que ha sido tema de corridos y de alabanzas, ya que se dice que ha sido el único que a diferencia de los gringos que nos han invadido tanto, él invadió a los del norte.
Oye tu Francisco Villa
que dice tu corazón
ya no te acuerdas valiente,
que atacaste Paredón,
ya no te acuerdas valiente
que tomaste hastaTorreón.
LA TRAICIÓN LO ESTUVO ACECHANDO Y LO ALCANZÓ EN LA DECENA TRÁGICA
Los que refunfuñan al único revolucionario que no fue presidente pero que tiene un sitial en el Monumento de la Revolución, les molesta en su conservadurismo, la historia tan prolija de este hombre extraordinario vinculado a multitud de mujeres, a triunfos avasallantes como el de Zacatecas, a tomas sorpresivas de ciudades y que se regodeaba junto con el morelense Emiliano, sentado en la silla presidencial como si quisiera decir que si le daba la gana la podía ocupar largo tiempo. Fue asesinado en 1923, a la temprana edad de 45 años, cuando la decena trágica cobraba sus víctimas en aquellas venganzas. Obregón fue asesinado cinco años después, pero tiempo atrás habían rendido su vida ante la traición Zapata y Carranza. El destino trágico de los revolucionarios alcanzó a Villa cuando se dirigía tranquilo a una gestión. La traición siempre lo estuvo acechando. Y sigue el corrido de Graciela Olmos:
Adiós torres de Chihuahua,
adiós torres de cantera,
ya vino Francisco Villa,
a quitarles lo pantera
ya vino Francisco Villa,
a devolver la frontera