Las abejas y su invaluable labor para la conservación del medioambiente

Las abejas y su invaluable labor para la conservación del medioambiente

Foto: Pixabay

En el mundo existe una amplia variedad de insectos que, si bien no siempre son agradables a la vista, la mayoría cumple con una importante labor en los ecosistemas. Entre ese abanico de bichos destacan las abejas, por su primordial papel para la conservación del medioambiente.

 

Cada 20 de mayo se conmemora a nivel internacional el día de las abejas, cuyo objetivo es precisamente remarcar la importancia de estos insectos en los procesos de polinización, así como para abordar los peligros a los que se enfrentan. En este sentido, aunque se sabe de su papel para la biodiversidad, no siempre se enlista su verdadera importancia para la vida en el planeta.

 

A las abejas se suman otras especies como las mariposas, colibríes y murciélagos, entre otros, que cumplen con la función de polinizar gran parte de la vegetación; sin embargo, el rol de los insectos obreros se distingue porque de ellos depende la supervivencia de los ecosistemas y de la vida humana en la Tierra.

 

En el mundo se conocen al menos 20,000 especies silvestres de abejas que son fundamentales para la polinización, pero en los productos alimentarios, se estima que un tercio de las plantaciones destinadas al consumo dependen de su actividad. En el hipotético caso de que se extinguieran, se pondría en riesgo la seguridad alimentaria en el planeta, pues no se lograría la producción para cubrir las necesidades de todos.

 

 

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 90 % de las plantas florales en el planeta dependen de las especies polinizadoras para reproducirse. Estos no solo impactan en ese sector, sino que también es necesario para la producción alimentaria, pues al menos el 75 % de los cultivos de consumo necesitan a los insectos.

 

La desaparición de las abejas no sólo implicaría el déficit de los productos de origen vegetal, sino que la mitad desaparecería de la faz de la Tierra debido a la falta de los agentes que esparcen su polen. La pérdida de la biodiversidad y el desequilibrio en los ecosistemas se haría más pronunciada porque las plantas silvestres también se perderían por falta del polinizador principal.

 

Si desaparece la vegetación silvestre se libera una reacción en cadena donde los animales herbívoros no tendrían qué comer y, a su vez, morirían, causando que las especies carnívoras tampoco puedan encontrar a sus presas. También supone que, al haber menos plantas, los insectos que viven y se alimentan de ellas, no tendrían su principal sustento, causando más extinciones y, una vez más, la falta de alimentos para las especies que comen insectos.

 

Volviendo a la producción de cultivos, estos no solo se destinan a la alimentación de personas, pues también se hacen con el fin de nutrir ganado. Al disponer de menos plantaciones para humanos, también habría menos producción para animales de granja, causando desabastecimiento de este tipo de productos.

 

 

El desastre no se detendría ahí, ya que ante la falta de polinización natural, se tendrían que idear otras formas de hacer que las plantas se reproduzcan. Por ejemplo, en 2019 agricultores de China tuvieron que hacer el proceso a mano debido a la falta de colmenas. Esto deviene en un incremento en los costos de los productos, lo que llevaría a una nueva crisis económica, esta vez causada por la falta de alimentos.

 

También se han creado prototipos de robots del tamaño de una abeja que se usarían para llevar a cabo la polinización en los lugares donde ya no hay abejas silvestres. Esto no sería una solución por dos razones. La primera es que sería aceptar irremediablemente la extinción de los insectos y, por consiguiente, otra subida de gastos para fabricar un considerable número de robots para que polinicen a todas las plantas que antes hacía una colmena.

 

La mayor amenaza para las abejas son los pesticidas y la actividad humana que acaba con sus espacios de reproducción y hábitat, así como las prácticas agrícolas tan intensas y devastadoras que se valen de productos químicos que las matan. Debido a esto, las poblaciones en el mundo han disminuido, pero también por el cambio climático que afecta en su comportamiento por las sequías, subida de temperaturas o inundaciones que arrasan con las colmenas.

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