La enseñanza, una vocación que no se aprende, se siente

La enseñanza, una vocación que no se aprende, se siente

Foto: Enfoque

Oscar Gil es profesor de la Universidad Madero donde imparte clases enfocadas en el área de ciencias exactas tanto a nivel licenciatura como en maestrías y diplomados. Con 30 años de experiencia, considera que el arte de la enseñanza nace de un deseo de poder compartir el conocimiento, por lo que cualquier persona puede enseñar si tiene las herramientas necesarias.

 

En entrevista para Imagen Poblana, Oscar explicó cuál es el compromiso que un maestro debe asumir para poder impartir clases y es que, a su parecer, esta profesión está sumamente vinculada al amor que se tiene por lo que se hace, pues solo de esta manera se llegan a desarrollar habilidades como la paciencia, además de lograr generar un vínculo de comunicación con los estudiantes para que tengan la confianza de poder analizar la información que se les proporciona.

 

“La preparación va desde cada clase, con los temas que se impartirá, deben identificar las estrategias para motivar a los estudiantes y cuáles son los métodos para reforzar estos aprendizajes, todo planteado hacia un objetivo que varía dependiendo de la materia y el tema”, declara.

 

Pero para llegar a este punto, ¿acaso se debe tener vocación o es posible adquirir estas herramientas mediante una formación profesional? Gil responde que la vocación no se adquiere al cursar una licenciatura en pedagogía, si no, que es necesario tener ese deseo de enseñar.

 

Ante esto afirma que es algo que se aprende desde la casa, el primer nivel de enseñanza se encuentra en la familia, teniendo como primer referente a las madres, así que cualquier persona puede enseñar, aunque debe preponderar el deseo de intercambiar ideas y conocimientos.

 

“Creo que una de las razones por la cuales se está en este medio, es por el gusto, el deseo de enseñar, porque si nos vamos a las recompensas en el tema económico es muy poco, es más el gusto de ver como una persona entra al inicio del semestre sin conocimiento y al término, sale ya con ese conocimiento, es lo que más nos fortalece”.

 

Y es que, preparar una clase no consta solo de haber adquirido conocimiento, pues la preparación debe ser constante y diaria para conocer nuevas técnicas, así como se debe tener información actualizada de forma constante.

 

De acuerdo con Oscar, para impartir una clase de una hora, se pueden tomar hasta tres horas de preparación: no es solo llegar, debe haber un previo donde se prepara el material, los métodos a aplicarse, así como se debe contemplar la evaluación de la enseñanza, que llega una vez que la clase ha finalizado, afirma.

 

Ante este escenario, reflexiona sobre la calidad de educación en el país y afirma que hay creencias populares sobre que algunas instituciones privadas ofrecen mejores planes educativos que otros recintos educativos, pero de orientación pública.

 

Ante esta situación hay una controversia entre las personas que manejan ciertos niveles educativos, pues señala que no han permitido que la educación en el país pueda avanzar de manera unificada, pese a ello, afirma que la calidad de la educación realmente depende de quien la recibe.

 

“Muchas personas apuestan a que la educación privada es la mejor y la pública es la que ofrece muchos fallos en la enseñanza, pero realmente no es así, en la enseñanza en términos reales va a depender de la persona que la recibe”, concluyó.

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