Cuando se trata de los recursos de la casa, una preocupación constante es la de tener siempre la mejor calidad de agua posible. En la mayoría de los hogares mexicanos, lo más común es ver que las reservas de agua se tienen en los clásicos garrafones, pero una tendencia que ha ganado fuerza en los últimos años es tener un purificador o filtro casero.
Normalmente estos artefactos son de sencilla instalación, algunos no requieren mucho espacio, ya que se colocan debajo de una tarja o al lado del grifo y se anuncian como poseedores de grandes beneficios. Estos han cobrado mayor relevancia porque cada vez es más frecuente que la gente se informe sobre los contaminantes presentes en el agua de uso común, por lo que un filtro es visto como una opción saludable.
Hay diferentes tipos de filtros, pues no todos funcionan de la misma manera ni usan los mismos materiales para hacer la limpieza del agua. Esto podría significar que los garrafones se vean desplazados, aunque para mucha gente aún es incierto el beneficio y seguridad de un purificador de agua casero.
Un punto a favor son sus precios, toda vez que en México se pueden adquirir por cantidades asequibles. Dada su creciente popularidad, han surgido múltiples marcas que ofrecen los filtros o purificadores a bajos costos.
La mayoría se valen de carbón activado, destilación, limpieza UV u ósmosis, y se pueden comprar por precios de 539 a 815 pesos en tamaños pequeños para 80 litros. Los de mayor capacidad de filtración se encuentran en precios de 899 a 3,000 pesos con varias etapas de trabajo. Los más especializados oscilan entre 4,200 hasta 7,700 pesos, claramente con más seguridad para el consumo de agua, eliminando olores, virus, bacterias y cualquier otro patógeno.
Los garrafones de 20 litros de marcas reconocidas, como Bonafont, tienen un precio de hasta 56 pesos en una tienda o supermercado, y se anuncian como los de mayor calidad. El grueso de la población opta por comprar en purificadoras de otros lugares, donde están hasta en 20 pesos cada uno, aunque con menos garantías del producto, además de que su tiempo útil no supera el año y medio o 60 recargas.
En principio el gasto de un filtro suena a algo que no todos pueden desembolsar, pero esto ayudaría a suprimir las compras constantes en casa, pues su vida útil se puede extender por años y solo requieren un cambio de filtro cada seis u ocho meses, dependiendo del empleo que se le dé. También se reduce la dependencia de agua embotellada que solo genera más botellas de un solo uso, un beneficio para el medio ambiente.
El hecho de que hayan ganado tantos adeptos obedece a que los beneficios que ofrecen son muchos. En primer lugar, los purificadores tienen la capacidad de eliminar cualquier tipo de contaminante en el agua, esto incluye químicos como el cloro, metales pesados, sedimentos, bacterias y virus.
La calidad de filtración variará de acuerdo al tipo de mecanismo que tenga el purificador, como ya se mencionó, usan diferentes minerales y formas para la limpieza del recurso, algo que da múltiples opciones para que la gente elija la mejor, que se adecúe a su presupuesto y necesidades.
Esto no solo se refleja en la pureza del agua, sino también en el consumo, pues los purificadores también se encargan de eliminar olores y sabores. El exceso de elementos químicos y otros componentes hacen que la experiencia sensorial sea desagradable al momento de beber, principalmente si es líquido que viene directamente del grifo. Un purificador brinda agua más fresca y agradable al paladar.
Eliminar todos los factores de riesgo (contaminantes, metales, etc.) no solo repercute en el sabor del agua, sino también en la salud de quienes la consumen. Al tomar líquidos más limpios se reducen las posibilidades de padecer enfermedades gastrointestinales e infecciones, así como daño renal y hepático.
En el largo plazo, la adquisición de un purificador puede ser una mejor alternativa que comprar o rellenar garrafones regularmente. Los beneficios se aprecian en áreas como lo económico y la comodidad dentro del hogar, pero más importante, porque también significan mayor seguridad y salud para las familias, al igual que una manera inteligente de cuidar recursos.