Las discusiones actuales en torno al uso de drogas hacen que para muchas personas pase desapercibido el efecto que estas pueden tener sobre el organismo. Puntualmente una de las que se ha vuelto más aceptadas es la marihuana, pues su uso se estigmatiza menos y la gente se muestra más abierta a probarla.
El consumo de marihuana para recreación es un tópico muy comentado y que con frecuencia se le refiere como una sustancia de bajos riesgos y que incluso tiene beneficios. Aunque sí hay usos medicinales que se pueden obtener por productos derivados de esta planta, también hay afectaciones que no son menores y se deben conocer antes de consumirla.
Los principales efectos se ven en el sistema nervioso central, la función cerebral, la memoria, la toma de decisiones y muchas partes involucradas en el actuar de la gente que la ingiere en cualquier forma. Un punto a favor de su uso es que puede ayudar a la reducción del estrés, mayor sensibilidad, estado de ánimo positivo y aumento pronunciado del apetito, pero no todo es tan divertido.
Te interesará leer: Lo que debes saber sobre el consumo y portación de cannabis en Puebla
Esta planta puede tener varios efectos, ya sea a corto o largo plazo, siempre con daños para el organismo. Cuando se fuma el Tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia química causante de los resultados de la marihuana, pasa con facilidad de los pulmones al torrente sanguíneo y, a su vez, este lo transporta al cerebro y más órganos del cuerpo.
Puede afectar de inmediato o en horas, dependiendo si se fumó, se comió o bebió. La memoria, el pensamiento, la capacidad de atención y concentración, así como la coordinación de movimiento y la percepción del tiempo son las consecuencias más notables con el uso reciente.
La inhalación del humo caliente que se mantiene en los pulmones y luego se despide rápidamente favorece a las enfermedades respiratorias como bronquitis aguda o enfisema pulmonar. Debido a sus alteraciones broncodilatadoras abre la posibilidad de que entren toxinas al cuerpo.
Para las personas con padecimientos previos como hipertensión, insuficiencia cardíaca o cualquier otro problema cardiovascular, al consumir marihuana se intensifican sus síntomas por los cambios en el sistema circulatorio. Lo más grave puede ser una taquicardia o complicaciones en el corazón.
Esto no es todo lo que pasa con dicha droga, pues en el largo plazo se dan más repercusiones, principalmente en el cerebro. Si se empieza a fumar desde temprana edad, la marihuana afecta al desarrollo del cerebro y los adolescentes reducen sus facultades mentales para memorizar, retener información y formar conexiones neuronales. Si se es consumidor asiduo, los daños pueden tardar mucho tiempo en reponerse o incluso llegan a ser permanentes.
La ingesta de cannabis durante un embarazo también es un peligro para el feto en desarrollo, puesto que algunos estudios vinculan esto con la dificultad para memorizar, resolver problemas y comportamientos erráticos en los niños.
Aparte de los padecimientos que se dan en la salud física y neurológica, también hay problemas en la salud mental. El sicoactivo presente en la marihuana, el THC, provoca enfermedades mentales como paranoia, alucinaciones o empeoramiento de los pacientes con afecciones previas como la esquizofrenia.
El THC puede fungir como depresor, por lo que también se le asocia con el desarrollo de ansiedad, depresión y pensamientos suicidas en adolescentes. Las relaciones interpersonales se deterioran por la falta de interés y el uso compulsivo e incesante de la sustancia. Aunque se cree lo contrario, las personas sí se pueden hacer adictas a esta droga, por lo que resulta complicado intentar dejarla.
Si bien, la marihuana tiene múltiples beneficios como droga recreativa o con aplicaciones en la medicina, está lejos de ser una droga inofensiva. Puede ser la puerta de entrada a sustancias más duras y perjudiciales que son realmente nocivas en comparación con el cannabis.