El nuevo dueño de Twitter, Elon Musk, se ha sumado a las acusaciones sobre espionaje por parte de la aplicación de WhatsApp, liderada por Marck Zuckerberg, provocando un revuelo a nivel mundial; sin embargo, algunos usuarios no desestiman el uso de la app, pues señalan que existen otras opciones para complementar la privacidad.
En un sondeo llevado a cabo por Imagen Poblana, los jóvenes que usan con frecuencia aplicaciones como Facebook, TikTok o WhatsApp, afirman que estas acusaciones sobre espionaje no son lo suficientemente relevantes como para dejar las apps, en parte por la comodidad, así como por mantener la mayor cantidad de sus conversaciones e intereses en ellas.
Aunque es importante mencionar que los señalamientos hechos tanto por Elon Musk como por el ingeniero Foad Dabiri, carecen de pruebas sustanciales, no es un escenario que parezca ajeno, pues Zuckerberg ya ha enfrentado al gobierno de los Estados Unidos por fallar en proteger los datos de las personas consumidoras ante las filtraciones de datos de Cambridge Analytica.
Bajo este escenario, la mayoría de usuarios consultados, activos en las redes sociales, señalan desconocer en su totalidad las regulaciones en los términos de privacidad de las aplicaciones que utilizan como Instagram o WhatsApp, pero aseguran que no suelen usar estas redes para manejar información relevante, aunque no siempre es el caso.
La importancia sobre la privacidad recae en la protección de datos personales y adquisición por parte de empresas privadas y hasta algunos gobiernos. Sin embargo, el tema parece ser irrelevante ante la mayoría de los encuestados que aseguran usar otras aplicaciones como alternativas para mantener la privacidad.
Aplicaciones como Telegram suelen ser las más empleadas para mantener una “privacidad” sobre el contenido que se maneja, pero dentro de estas plataformas, tampoco se conocen las garantías y derechos que emiten las empresas que dan el mantenimiento de los servidores para que la aplicación funcione.
Una pequeña fracción de los encuestados, aunque mínima, aboga por el uso de aplicaciones crackeadas o sin licencias oficiales, estas aplicaciones suelen basarse en el mismo sistema operativo de aplicaciones populares, pero con la diferencia de haber sido desarrolladas por terceros, muchas veces desconocidos o de nicho.
Estas aplicaciones pueden ofrecer más funciones o el mismo concepto, pero con la posibilidad de tener mayor control sobre algunos elementos no vitales, aunque esto no quiere decir que sean apps precisamente dañinas pues se basan en el código abierto de Android, que facilita la modificación y visualización de la programación, lo que muchas veces aumenta el desconocimiento sobre los permisos y el uso de datos en usuarios promedio, volviéndolos más vulnerables.