Tener una plaga en un hogar es un tema complicado, pues en ocasiones ni siquiera es suficiente con la presencia de un sistema de fumigación o equipo especializado en el área. Si ya en una casa es tormentoso, tener una plaga en una ciudad entera es aún más problemático, no solo por la labor que implica deshacerse de los intrusos, sino porque también puede volverse un asunto de salud pública.
La ciudad de Nueva York es una de las más densamente pobladas de Estados Unidos, con un aproximado de 8,5 millones de habitantes. Tanta gente, casas, edificios e inmuebles abandonados representan una gran oportunidad para la proliferación de plagas, una de ellas, la de ratas, que se han convertido en un problema para los neoyorquinos.
Su presencia se ha hecho tan grande que ya es común que la gente conviva con ellas en las calles, el metro, edificios, en las bolsas de basura que se dejan en las aceras y en parques públicos. En promedio, se calcula que hay un roedor por cada dos habitantes, es decir, más de 4 millones en total, aunque la cifra real podría ser considerablemente más alta.
Esta no es una cuestión exclusivamente de dicha ciudad o país, pues hay otros lugares del mundo donde las ratas han crecido sus poblaciones a números alarmantes. En Londres, antes de la pandemia se creía que había 20 millones de animales en la ciudad, pero después de los años de confinamiento, el número puede elevarse a 30.
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En París ya era un asunto preocupante la cantidad de ratas que corrían por las calles, pues se analizaba la posibilidad de que hubiera al menos 3 millones. Tras la pandemia y con los hechos recientes de huelgas por la reforma de pensiones, los trabajadores de sanidad no han laborado y esto ayudaría a que la plaga se dispare.
Las ratas son solo uno de los múltiples tipos de roedores que existen en el mundo, junto a ellas están los ratones, los capibaras y las ardillas que, aunque más agradables a la vista, representan el mismo peligro. Puntualmente las ratas son un tema especial porque su presencia en cualquier lugar se debe a introducción humana, y son consideradas especies invasoras que han causado la extinción de fauna y flora de algunos entornos.
Su anatomía les permite entrar prácticamente en cualquier lugar que se dispongan, pues su esqueleto es flexible y se adapta a los lugares más pequeños; si cabe su cabeza, con seguridad entrarán por completo. Hablando de agilidad, las ratas sobresalen a muchos otros animales ya que pueden trepar en paredes, árboles, saben nadar, saltan hasta 90 centímetros y sus garras también les dan la oportunidad de excavar la tierra. Su cola les sirve como una forma más de agarre y equilibrio cuando caminan por superficies delgadas y se orientan sin problemas durante la noche.
Su mayor atributo está en su cabeza, ya que son animales sumamente inteligentes, pueden transportar alimentos cuidadosamente, como huevos que roban de nidos de aves sin romperlos. Saben reconocer y evitar obstáculos y peligros, además de que tienen buena memoria para recordar caminos e identificar colores.
Su sentido del olfato está tan desarrollado que pueden distinguir miles de olores y tienen la capacidad de comunicarse mediante su orina. En algunos estudios se ha descubierto que pueden distinguir olores por cada fosa nasal, algo que les sirve para compensar su deficiente visión.
Su arma más peligrosa son sus dientes, pues poseen 16 en toda su boca, son permanentes y no los mudan. Sus dos pares frontales son los que más utilizan para roer, más que por la necesidad de alimentarse, porque el par inferior crece lo suficiente para tapar la boca y la cara, imposibilitando comer.
Debido a este impulso de morder todo, generan pérdidas millonarias porque mastican hierro, cables eléctricos, madera, instalaciones y estructuras de plástico. Esto no es algo que practiquen con frecuencia, pues solo recurren a esto si tienen que escapar o entrar a un lugar o si es importante para buscar refugio.
México no se ha salvado de la intrusión de estos animales en algunas ciudades, pues hay lugares como la alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, donde se reportaron calles infestadas de roedores, algo que puede poner en riesgo a la población por las enfermedades que transmiten.
Se habla de que infectan por su orina y sus heces, además de que su mordida puede ser causa de fiebre de rata. En ellas llevan otros parásitos como pulgas, que también cargan con más enfermedades. En su momento las ratas cargaron las pulgas que transmitían la peste negra en Europa en el siglo XIV.