![Ser madre y maestra, arduo trabajo de tiempo completo](https://imagenpoblana.com//medios/diario/20230508/245977_large.jpg)
En México, las maestras, sin importar el nivel escolar, representan 69 % de la fuerza laboral y trabajan en promedio 31 horas a la semana, una jornada extensa que a veces aumenta cuando tienen que combinar su labor como madres, aunque todo parece ser parte de la experiencia de vivir para orientar y brindar seguridad.
Margarita ha sido maestra durante 19 años, una profesión con la cual se identificó a corta edad y que formaba parte de sus objetivos, al igual que el poder ser madre de dos hijos. Ambos trabajos, fungen como el núcleo de la formación de cualquier niño, por lo que recibir los cuidados y orientación adecuada se vuelve un objetivo primordial.
Pero en algunas ocasiones, esto puede ser complicado, pues Margarita ha tenido que sacrificar momentos significativos con sus hijos para poder dedicar tiempo a sus alumnos.
“Hay ocasiones en las que sacrificas momentos especiales con tu hijo para atender a los hijos de otras mamás y como maestra, a veces también nos molesta que la mamá no esté presente, pero nosotras también lo hacemos”, señaló.
De forma personal, reveló que esta situación le puede causar tristeza, ya que los hijos de maestras en muchas ocasiones son desatendidos porque el trabajo de docente es demandante y en la mayoría de las veces se lleva a casa. “También podemos descuidar a nuestros hijos, en alimentación, atención”, indicó.
Durante sus años como educadora, Margarita solo ha cambiado de escuela un par de veces y esto ha sido por la alta demanda de trabajo que le exige pasar más tiempo dentro del aula que fuera, por tanto, tuvo que buscar otras oportunidades para desempeñarse profesionalmente, sin afectar la forma en que podría dar atención a sus hijos.
Pero la complejidad de estas labores también acarrea satisfacciones; el amor y desempeño con el que se efectúa la labor de madre es mejor cuando se disfruta lo que se hace y más si se trabaja con niños, quienes necesitan comprensión y cariño para un buen desarrollo pedagógico.
De esta forma, el poder obtener una sonrisa o un agradecimiento por parte de un niño al que se le ha dedicado atención, así como se ha procurado su bienestar, resulta en una gran satisfacción personal para Margarita, quien al final del día cumple con sus labores en casa y en la escuela.
“Yo creo que cuando uno disfruta lo que hace, lo hace con amor y dedicación y ser madre es la mejor experiencia de mi vida y lo hago con mucho amor y siempre espero tener los mejores resultados, como maestra es lo mismo, es una profesión que amo desempeñar y los logros que se tienen con los alumnos es la recompensa de todo lo que podemos sacrificar, la sonrisa o el agradecimiento de un niño”.