El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, potencialmente grave, que afecta los pulmones de manera prolongada y está relacionada directamente con diversos factores, entre ellos la mala calidad del aire, el tabaquismo, la exposición al humo de leña y la predisposición genética.
Pese a ser considerado un padecimiento crónico, con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas a las que aqueja lleva una vida normal.
En México, 8.5 millones de personas padecen de asma, una enfermedad que hasta antes de COVID-19 se ubicaba como la primera causa de atención en el Servicio de Urgencias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta 2018 se tenía registrado que 7.8% de los mexicanos vive con asma, una enfermedad cuya incidencia en nuestro país aumenta y
Datos de la Organización Mundial de la Salud, señalan que 9 de cada 10 personas respiran aire contaminado, mientras que otros estudios señalan que 92% de las personas que vive en ciudades, respira contaminantes que ponen en riesgo su salud.
Este 2 de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma, una fecha que busca involucrar a los pacientes con la atención y control del asma, reducir los posibles factores de riesgo y enseñar a las personas qué se debe hacer ante un ataque o crisis respiratoria, la cual fue establecida por la Iniciativa Global por el Asma (GINA, por sus siglas en inglés) en 1998.
En total, existen tres signos principales para detectar el asma:
Obstrucción de las vías respiratorias: cuando la respiración se lleva a cabo de manera normal, las bandas del músculo alrededor de las vías respiratorias se relajan y el aire se mueve libremente. En el asma, los músculos se tensan, por lo que es más difícil que el aire pase.
Inflamación: el asma causa tubos bronquiales rojos e hinchados en los pulmones. Esta inflamación puede dañar los pulmones. Tratar esto es clave para controlar el asma a largo plazo.
Irritabilidad de las vías respiratorias: las personas con asma tienen vías respiratorias sensibles que tienden a reaccionar de forma exagerada y estrecha cuando entran en contacto incluso con desencadenantes leves.
Las personas que padecen esta enfermedad presentan síntomas como tos, especialmente por la noche o por la mañana; sibilancias, un silbido al respirar; dificultad para respirar; dolor o presión en el pecho y dificultad para dormir debido a problemas respiratorios.
La falta de aire en los pulmones provoca una producción de mucosidad que obstruye las vías respiratorias y dificulta la respiración, por lo que también es posible experimentar ataques de asma cuando las vías respiratorias se estrechan debido a una inflamación a medida que el aire pasa por los pulmones.
Los síntomas pueden aparecer varias veces al día o a lo largo de la semana. Identificar y evitar los desencadenantes de la obstrucción de los bronquios ayudará al control de la enfermedad.
Actualmente se desconoce la causa del asma, aunque se han detectado factores genéticos y detonadores ambientales y ocupacionales que puedan motivar el desarrollo de esta enfermedad. A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se registran alrededor de 37 millones de casos nuevos, de los cuales 18.6 millones se presentan en hombres y 18.4 en mujeres, mientras que, en 2019, el asma causó 461,000 muertes a nivel mundial, colocándose como la vigésimo séptima enfermedad que causa más fallecimientos en el mundo
Algunos de los desencadenantes más comunes son:
- Humo de tabaco o provocado por la quema de objetos como madera o pasto
- Ácaros del polvo
- Contaminación atmosférica
- Alérgenos de cucarachas e insectos
- Alergias a animales o mascotas
- Moho
- Ejercicio físico
- Medicamentos
- Condiciones climáticas
- Infecciones respiratorias