Ningún lugar en la Tierra está libre de contaminación, revela estudio

Ningún lugar en la Tierra está libre de contaminación, revela estudio

Foto: Pixabay

Los contaminantes prohibidos desde hace mucho tiempo se hallan incluso en los lugares más remotos del planeta. Un ejemplo de ello es la fosa de Perú-Chile, con una profundidad de 8.000 metros en el océano Pacífico, donde también se encuentran rastros de los contaminantes prohibidos hace muchas décadas.

 

Un equipo investigador recolectó los sedimentos de cinco zonas en la fosa de Perú-Chile, también conocida como la fosa de Atacama, y descubrió una presencia de bifenilos policlorados (BPC) en todas ellas. Los BPC son un grupo de compuestos químicos orgánicos que pueden causar un sinnúmero de efectos adversos diferentes y no se conocen fuentes naturales de BPC en el ambiente.

 

Esos contaminantes habían sido producidos en grandes cantidades desde la década de 1930 y fueron prohibidos a mediados de los años 70, cuando quedo claro que estaban dañando la vida marina.

 

Se sabe que dicha sustancia no se disuelve bien en agua y prefiere unirse a tejidos ricos en grasa y otros fragmentos de organismos vivos o muertos, como el plancton o incluso mamíferos o peces. Alrededor del 60 % de los PCB liberados durante el siglo XX se almacenan en sedimentos oceánicos profundos.

 

Una fosa profunda como la de Atacama actúa como un embudo que recoge pedazos de plantas y animales muertos (lo que los científicos denominan "carbono orgánico") que caen por el agua. Hay mucha vida en la fosa, y los microbios luego degradan el carbono orgánico en el lodo del fondo marino. Sin embargo, el carbono orgánico se descompone mucho más rápido que el PCB, razón por la cual este elemento tóxico se acumula en el fondo.

 

 

Conforme al estudio, el caso de Atacama es muy particular, ya que las concentraciones de PCB son más altas en el sedimento superficial, lo que contrasta con lo que normalmente se encuentra en lagos y mares.

 

Por lo general, las concentraciones más altas se encuentran en las capas inferiores de sedimentos que se depositaron en la década de 1970 hasta la década de 1990, seguidas de una disminución de las concentraciones hacia la superficie, lo que refleja la prohibición y la reducción de las emisiones de PCB, explican los expertos.

 

Los investigadores reconocen que aún no entienden muy bien por qué las cosas en Atacama se ven diferentes. Es posible que no se haya mirado el sedimento lo suficientemente de cerca para detectar pequeñas variaciones en los PCB o simplemente las concentraciones todavía no hayan alcanzado su punto máximo en la zanja profunda, especulan los científicos.

 

"Lo que podemos decir con certeza es que más de 350.000 productos químicos que se utilizan actualmente en todo el mundo tienen el costo de contaminar el medioambiente y a nosotros mismos", resumen los especialistas.

 

El estudio, que ha sido publicado en Nature Communications, también demuestra que en los sedimentos oceánicos, el almacenamiento de contaminantes puede usarse como un "espejo retrovisor" del pasado, puesto que permite determinar cuándo se acumuló una capa de sedimentos y, al analizar los contaminantes en diferentes capas, se puede obtener la información sobre sus concentraciones a lo largo del tiempo.

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