¡No, gracias! Mexicanos le huyen al matrimonio; divorcios van al alza

¡No, gracias! Mexicanos le huyen al matrimonio; divorcios van al alza

Foto: Pixabay y Unsplash

El 30 de abril es para todos una fecha en la que se celebra a la niñez, pero este año coincide con el Día Internacional del Matrimonio. La conmemoración se hace el último domingo de cada abril, y es para darle el valor a una de las instituciones sociales más antiguas de la humanidad, donde se forja el lazo conyugal entre dos personas, aunque hoy la tendencia parece cambiar para los más jóvenes.

 

Independientemente de las culturas y religiones, el matrimonio es una de las formas de unión más comunes, principalmente de manera monógama, es decir, solo entre dos personas, aunque actualmente se da apertura a nuevas formas de contraer nupcias. Según las diferentes creencias, el matrimonio tiene diversos significados. De acuerdo con el catolicismo, es uno de los siete sacramentos, se hace para siempre y tiene como máxima expresión crear vida.

 

Otras perspectivas, como la iglesia cristiana evangélica, lo ven solamente como la unión conyugal, mas no como una parte de la religión. En la mirada budista es un acto civil y debe ser bendecido por los monjes de algún templo donde se haga el contrato. En la mayor parte del mundo, esta relación está reconocida legalmente y da ciertos beneficios en lo financiero, la seguridad social, el reparto de bienes y acceso a una ciudadanía.

 

En México los matrimonios siguen siendo una práctica que se hace en muchas partes, aunque hay sectores de la población que se rehúsan a concretarlo o simplemente deciden separarse. De acuerdo con las estadísticas de matrimonio del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en 2021 los casamientos se incrementaron 35 % en comparación con las cifras del 2020.

 

 

La edad promedio para los hombres es de 33.4 años, mientras que las mujeres lo hacen a los 30.5 años. En 2012 no era muy diferente para los varones, ya que la media era de 29.4 años, aunque sí fue cambiante para las mujeres, que antes promediaban 26.6 años para comprometerse.

 

El número total fue de 453,085 matrimonios durante ese año, es decir, 5.11 por cada 1,000 habitantes de 18 años o más. En ese sentido, Puebla tiene una de las tasas más bajas, pues en dicho periodo sólo hubo 16,167 bodas, con promedio de 3.61 por cada 1,000 habitantes mayores de edad.

 

El contraste entre el 2020 es marcado, pues en el año de mayor latencia de la pandemia de COVID-19 solo se registraron 335,563 uniones civiles. Aunque la cifra más reciente es considerablemente mayor, sigue mostrando una tendencia a la baja. La suma de matrimonios anuales en 2012 era de 585,434 enlaces, para 2015 la cifra decayó a 558,022, y para el 2019 siguió el descenso hasta 504,923 al año.

 

Aunque uno de los principios del matrimonio es, supuestamente, la unión de por vida, la realidad es que las nupcias hoy son terminadas más que antes. En la estadística de divorcios, el Inegi apuntó a que en 2021 se concretaron 149,675 separaciones, un aumento del 61.4 % en comparación con lo visto en 2021, cuando únicamente hubo 92,739.

 

Es una cantidad mucho mayor, pero es muestra de lo que ya se veía en los años antes de la pandemia. En 2012 había 99,509 divorcios al año, pero la cantidad no ha hecho más que aumentar desde entonces. Tres años después, en 2015, se contaron 123,883 divorcios, para 2019 se dio el máximo registrado en la última década, con 160,107 rupturas matrimoniales.

 

Esta gráfica también muestra que Puebla, aunque no es de las entidades con más matrimonios, tampoco es la que más divorcios registra. La tasa es de 9.1 por cada 10,000 habitantes, traducido en 4,072 en 2021.

 

Otro fenómeno que se está haciendo más común es el de las parejas que deciden vivir en unión libre. Inegi ha informado que en la población mexicana de 15 años más, el 20 % está con pareja sin compromisos nupciales, esto con los datos arrojados del 2020. La situación es una forma de vida en pareja que ha ganado adeptos en el siglo XX, pues en el año 2000, solo el 3 % de las parejas estaban en dicha instancia conyugal.

 

¿Cuál es la razón de que las nuevas generaciones ya no se quieran casar? Un matrimonio puede consumarse tan solo con un acto en el registro civil, pero en muchas ocasiones también conlleva hacer toda una celebración. Una fiesta con numerosos invitados, vestido o trajes para los involucrados y otros gastos como el lugar donde se efectúa, son gastos que hoy en día la gente, principalmente jóvenes, no quieren o pueden costear. En cambio, quienes tienen vida junto a sus parejas, deciden que el dinero que pudiera destinarse a una fiesta, está mejor invertido en la adquisición de bienes o con experiencias como viajes.

 

Para muchas parejas, el matrimonio implica otra serie de compromisos, como la procreación de vida. Esta es una razón más de que los más jóvenes ya no quieran casarse. Los gastos, el tiempo y dedicación que conlleva la paternidad es una responsabilidad a la que muchos jóvenes prefieren declinar. A esto se suma que hay quienes no comparten el ideal de que el único fin del matrimonio es la descendencia.

 

Actualmente el panorama a nivel global resulta desolador para muchas personas, ya que el cambio climático, contextos políticos y sociales tan cambiantes, sumado al escenario económico hacen poca atractiva la idea de un compromiso para toda la vida.

 

Ahondando en lo económico, para los más jóvenes es una constante que no se tengan salarios dignos o condiciones laborales adecuadas. Por ejemplo, el plan de comprar una casa propia es casi imposible hoy en día. El índice de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) informa que el costo promedio de una casa en México oscila en 1’466,000 pesos, mientras que la mediana fue de 869,000 pesos. Precios poco asequibles incluso para profesionistas que llegan a percibir aproximadamente 72,000 pesos cada año.

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