Egipto: Momias revelan gran prevalencia de anemia entre los niños

Egipto: Momias revelan gran prevalencia de anemia entre los niños

Foto: Jens Klocke

La anemia era común entre los niños del antiguo Egipto, según indica nuevo estudio basado en análisis de las momias infantiles ubicadas en diferentes museos europeos. Para averiguarlo, los investigadores tuvieron que mirar a través de los envoltorios de estas momias.

 

La ciencia contemporánea evita desnudar los cuerpos momificados para no destruirlos. Así que los científicos usaron tomografías computarizadas para mirar de forma no invasiva a través de los vendajes de momias y descubrieron que siete de las 21 momias infantiles tenían signos medibles de anemia, como una bóveda craneal frontal agrandada (el área del cráneo que alberga el cerebro).

 

La anemia hemolítica crónica y la anemia por deficiencia de hierro suelen ser acompañadas de esta deformación, por lo cual, midiendo el grosor del hueso del cráneo, se puede detectar un engrosado atípico.

 

"Nuestro estudio parece ser el primero en ilustrar los hallazgos radiológicos no solo de la bóveda craneal, sino también de los huesos faciales y el esqueleto poscraneal", escribe el equipo de investigación en su artículo.

 

Con esta técnica se puede observar la momia desde todo punto de vista y obtener más información sobre determinadas zonas.

 

Según los investigadores, la anemia probablemente era común en el antiguo Egipto y fue causada por factores como la desnutrición, las infecciones o los trastornos genéticos. De hecho, algunos plantean la hipótesis de que el propio Tutankamón haya muerto por causa de anemia. Con ello, se destaca que "las muestras de anemia en los restos humanos del antiguo Egipto son raras".

 

 

"La colección de momias infantiles investigadas no representaba a una población", aclaran los autores.

 

Aunque no se puede determinar si fue la anemia la que condujo a la muerte de los niños, los científicos estiman que "es probable que haya contribuido". Por ejemplo, un niño tenía ciertos cambios en la cara, presentes en talasemia, una enfermedad genética en la que el cuerpo de enfermo no puede producir la cantidad suficiente de hemoglobina.

 

 

Se estima que los niños momificados murieron cuando tenían entre 1 y 14 años y vivieron durante varios periodos: la momia cronológicamente más antigua se remonta entre los años 2686 a. C. y 2055 a. C. y la mayoría de las momias datan del período entre el año 332 a. C. y el año 395 de nuestra era, subrayan los expertos.

 

Cuando los humanos antiguos eran momificados, sus cuerpos se preservaron mucho mejor que los de enterrados y tienen más información, por eso nuevas técnicas informáticas seguirán mejorando la capacidad de detalle durante los exámenes científicos y proporcionarán más datos para futuros estudios sobre la vida en el antiguo Egipto.

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