Las llamadas falsas al número de emergencias 911 son un tema común que representa gastos innecesarios de recursos públicos y humanos por parte de las corporaciones de seguridad pública, lamentablemente estas acciones no se sancionan pese a que hay leyes para ello.
En julio del 2021, el pleno del Congreso del Estado aprobó reformas al artículo 186 del Código Penal del Estado de Puebla, mediante el cual establecieron sanciones penales para los responsables de llevar a cabo o permitir las llamadas falsas o de broma a los números de emergencia.
Con dicha reforma se establecieron sanciones que van de los seis meses a los cuatro años de prisión, y multas de 1,792 a 17,924 pesos, para quienes incurran en esta falta.
Este tipo de legislación permite no solamente sancionar a los que hacen estas llamadas, que son primordialmente menores de edad, sino también a quienes lo permiten, ya sea por descuido u omisión, como puede ser el caso de los padres de familia.
Sin embargo, a la fecha y tras dos años de estar en vigor dicha ley, no hay registro de que haya habido personas detenidas por esta práctica, lo cual se debe principalmente a la falta de estructura.
Los motivos por los cuales no se aplican las sanciones que están vigentes por parte de las autoridades son múltiples, pero también obedecen a una falta de voluntad para investigar y sancionar a los responsables.
La incidencia en el número de llamadas hace suponer que es imperante que las autoridades se esfuercen más en sancionar este tipo de prácticas, pues actualmente la entidad está entre los seis estados con el mayor número de registro de llamadas falsas.
De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el primer trimestre de este año se han detectado 572,060 llamadas de broma al número de emergencias 911.
En total, el número de emergencias ha recibido 692,398 llamadas, esto quiere decir que solamente 120,338, que corresponden al 17.4 %, han sido llamadas reales.
Los datos oficiales muestran que las formas más frecuentes de esta falta son: la llamada muda; alertar sobre una situación que no es una emergencia; llamada incompleta; broma hecha por niños y bromas hechas por adolescentes o adultos.
En el caso de las situaciones que no son una emergencia o las llamadas falsas, las consecuencias son principalmente para las corporaciones de seguridad, que tienen que invertir tiempo y personal para su atención.
Ya sea por el traslado de una patrulla o una ambulancia, se pierde tiempo valioso y recursos, económicos y humanos, que bien podrían haber sido usados en la atención de otro tipo de emergencias que sí son reales o incluso reducir el tiempo de respuesta.