Ha pasado más de un año desde que la iniciativa para la regulación del consumo de cannabis entró a la congeladora del Senado de la República a pesar de la promesa del gobierno federal de darle prioridad al tema, y es que su consumo no es algo penado por la ley; sin embargo, la falta de estructuras de regulación ha propiciado la desinformación, así como la estigmatización sobre el consumo de esta planta y sus derivados.
La última modificación a la constitución, además de abrir una muy pequeña brecha en la investigación del cáñamo y activos como el CBD, amplió la portación legal de cannabis a 28 gramos, mientras que una persona puede tener hasta 8 plantas en su casa, siempre y cuando sean para consumo personal.
En caso de portar más de lo indicado o de no poder demostrar que la posesión es para consumo propio, es posible que se te imputen cargos por daños contra la salud, así como narcomenudeo. Esto sucede tanto en Puebla como en cualquier parte del país.
Ahora bien, el consumo de activos derivados del cannabis para uso médico se aprobó en septiembre de 2017. La Suprema Corte de Justicia de la Nación en dos oportunidades sentenció a la Secretaría de Salud y la Cofepris para crear los protocolos y la reglamentación de esta ley. Pese a esto, dichos organismos no han emitido los protocolos necesarios, además de no tener consecuencia alguna, pues la falta de estos reglamentos viola el derecho fundamental de acceso a la salud.
Es importante mencionar que, en 2021, usuarios del cannabis procesaron un amparo ante la Suprema Corte de Justicia que les permitió el consumo medicinal y lúdico; no obstante, la búsqueda de la regulación es el principal llamado de colectivos y usuarios.
De esta forma, la norma para el consumo del cannabis permanece en un limbo, que solo se mueve por los intereses económicos y no por la importancia de su uso, tanto a nivel médico como lúdico. Y es que, a pesar de la falta de legislación, en Puebla y el resto del país, ya es posible encontrar tiendas de Paradise, una empresa dedicada al cultivo y venta de productos derivados de la marihuana, que tiene como principales inversores al expresidente Vicente Fox y al empresario Roberto Palazuelos.
Dicha marca cuenta con gran presencia de dispensarios en Estados Unidos y, antes de la salida de Enrique Peña Nieto como presidente de México, su gobierno le concedió una serie de permisos a Paradise y allegados de directivos que les permitiría ser la primera empresa en comercializar cannabis una vez que se termine su legalización en el Senado, atentando contra los productores locales, quienes han protagonizado la lucha por la aprobación de su consumo desde hace años.
Pero dentro del vacío legal, algunas personas han visto una oportunidad para arrancar un negocio, lo que modifica la estigmatización, aunque no genera un cambio que ayude a la construcción del marco regulatorio. Sin embargo, estos establecimientos no infringen la ley o al menos no merecen el hostigamiento que reciben el resto de la población.
En Puebla, existen cafeterías como Mi amigo Café, ubicada en el centro histórico, que comercializan productos legales de CBD para uso médico o de relajación sin los efectos psicoactivos del THC, además de informar a los clientes sobre los beneficios de la planta, buscando acabar con la estigmatización de la misma.