Vivir y morir en la indigencia: lamentable existencia con un triste final

Vivir y morir en la indigencia: lamentable existencia con un triste final

Foto: Enfoque

Las personas en situación de calle no solamente llevan su vida en condiciones adversas, sino que además, al momento de su muerte, más del 90% terminará en una fosa común debido a que nadie reclama sus restos.

 

Esa es la realidad que se vive, al menos en la ciudad de Puebla y la zona metropolitana, donde constantemente surgen reportes sobre indigentes que mueren en la vía pública, la mayoría por causas naturales, pero otros por riña.

 

Apenas ayer se dio a conocer como un hombre en situación de calle, de aproximadamente 25 años, fue localizado sin vida en la colonia Popular Castillotla, al sur de la ciudad de Puebla.

 

A 24 horas de que su cadáver fue localizado, nadie ha acudido a reclamar su cuerpo ni siquiera para una identificación formal, por lo que actualmente continúa en calidad de desconocido y con el apodo de “el Maluma” como único dato sobre su identidad.

 

“El Maluma” es uno de los dos casos registrados en el último mes y se presume que la muerte derivó de un hecho violento como pudo ser una riña, pues en este caso en específico el cuerpo presentaba un fuerte golpe en la cabeza.

 

Otro hecho ocurrió el 9 de marzo cuando se reportó el fallecimiento de un hombre en un domicilio de la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacán.

 

Al hacer las investigaciones, se supo que el hombre identificado como Teodomiro, de 38 años, deambulaba en las inmediaciones del mercado Hidalgo cuando una de sus hermanas lo encontró severamente lesionado.

 

La mujer explicó que su hermano llevaba seis años viviendo en la calle por decisión propia, pero cuando lo encontró lesionado se lo llevó a su casa y dos días después falleció, presuntamente a consecuencia de las heridas.

 

¿Dónde acaban sus cuerpos?

 

El caso de Teodomiro es el único del que se tiene registro en el que una persona en situación de calle haya sido identificada por sus familiares durante este 2023.

 

En otros casos se tienen antecedentes de que algunos familiares se enteraron de la muerte de estas personas, pero no hicieron el intento por reclamar sus cuerpos y ni siquiera por una identificación.

 

Ante esta situación, la ley establece que el servicio médico forense debe de resguardar los cuerpos por al menos tres meses mientras se espera a que alguien acuda a identificar y reclamar el cuerpo.

 

Una vez que concluya dicho periodo, el servicio médico forense tiene la posibilidad de enviarlos a la fosa común; sin embargo, hay algunos casos en que la Fiscalía conserva los cuerpos por más tiempo, sin que esto cambie su destino.

 

Aunque no hay estadísticas públicas, por fuentes policiales se sabe que más del 90 % de las personas que vivía en situación de calle termina en una fosa común luego de que muere.

 

Estilo de vida mortal

 

De los últimos casos que se han registrado en la ciudad de Puebla, hay que señalar que la mayoría de ellos corresponde a muertes por causas naturales, principalmente derivado del estilo de vida que llevan estas personas.

 

La indigencia está fuertemente relacionada con la adicción a las drogas o al alcohol, de ahí que no resulte sorprendente que la mayoría de estas personas está expuesta a un deterioro de su cuerpo más acelerado.

 

Por ejemplo, el 13 de abril se dio a conocer la muerte de un hombre de aproximadamente 50 años que murió a las afueras de una tienda de conveniencia de la cadena Oxxo, en la calle 57 poniente a la altura de la colonia Los Ángeles Mayorazgo.

 

Este hombre no tenía huellas de violencia, pero aparentemente murió a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, además de que presentaba una intoxicación etílica.

 

Otro caso similar ocurrió el 27 de marzo, cuando ocurrió el deceso de otro indigente en el Bulevar Norte, también a las afueras de un Oxxo; la causa de muerte fue un paro cardiorrespiratorio.

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