Las apps de mensajería instantánea como WhatsApp y Telegram han desencadenado una revolución en la manera de comunicarnos, permitiéndonos contactar con amigos o conocidos de una manera rápida y eficiente, especialmente si están divididos por grandes distancias. De acuerdo con algunos expertos, al no tener un contacto visual o auditivo, las personas se pueden sentir menos inhibidas para decir ciertas cosas a través de Internet.
Un estudio desarrollado por AT&T publicado en 2022, revela que entre los más de 98 millones de usuarios de smartphones en México, 88.4 % de las personas entre los 18 y 34 años, que representan el 35.2 % de los usuarios de telefonía móvil, tienen como principal actividad enviar mensajes y evitan hacer llamadas telefónicas a toda costa.
Entre las principales razones para esto están que una llamada puede consumir mucho de su tiempo, además de que es necesario interrumpir cualquier actividad que se esté haciendo, lo que puede llegar a ser molesto y estresante. En contraste, los mensajes son más eficientes y sencillos.
Otra de las razones por las cuales no es conveniente llevar a cabo una llamada es que al contestar en un espacio público es difícil evitar que otros escuchen el contenido de la conversación, afectando el deseo de privacidad, aunado a esto, los mensajes sí permiten mantener el secretismo y administrar los tiempos de respuesta.
Durante la pandemia, el uso de las videollamadas tuvo un pequeño auge, pero la mayoría de los usuarios prefiere comunicarse a través de mensajes escritos, a pesar de que escuchar la voz del otro nos hace sentir más conectados y comprendidos, de acuerdo con un estudio sicológico de la Universidad de Chicago.
En dicha investigación, los expertos encontraron que los participantes anticiparon que se iban a sentir incómodos hablando por teléfono y ese era el principal motivo por el que elegían un mensaje de texto para ponerse al día. Sin embargo, los investigadores señalaron que era una percepción errónea, pues al llamar no se presentaba esta incomodidad.
“Es posible que las personas con una autoestima baja o más inseguras tiendan a evitar las llamadas porque son entornos más imprevisibles que los mensajes de texto”, explica Ovidio Peñalver, sicólogo sanitario y sicoterapeuta, quien participó en la investigación de la universidad de Chicago.
En un segundo experimento, los científicos valoraron si añadir imagen a la llamada implicaba alguna diferencia, pero esto no hace que los usuarios se sientan más conectados que si solo los escuchan: la sensación de conexión no parece prevenir de poder ver a otra persona, sino de escuchar su voz.
“Efectivamente, desde la sicología más clásica es así: lo más cálido es la voz. Pero depende de la forma en que cada uno procesamos la información”, valora Peñalver.