.gif)
Hemos creado máquinas que piensan por sí solas y ya son más inteligentes que el humano promedio. La semana pasada expusimos las graves preocupaciones que se han suscitado a nivel mundial por el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) que toma rumbos que podrían llegar a ser incontrolables (https://cutt.ly/t7W3SqN). ¿Qué más implicaciones tendrá?
De acuerdo con diversas investigaciones publicadas en revistas científicas de prestigio hay al menos 70 profesiones de formación universitaria que serán sustituidas por la IA entre dos y cinco años. Destacan los administradores, contadores, abogados, médicos generales, periodistas y profesores de educación básica. Esto no significa que los empleos disminuirán, pero sí que las tareas se transformarán de forma drástica. La semana pasada también mostramos evidencia empírica que la tasa de participación de la Población Económicamente Activa no ha disminuido en 60 años. Entonces, la preocupación no radica en que la IA nos quitará empleos.
Hasta ahora no ha sido posible que la máquina desarrolle pensamiento crítico, en otras palabras, la IA desarrolla pensamientos muy parecidos al de niños supergenios: tienen mucho conocimiento, lo relacionan rápidamente y obtienen conclusiones, pero les es complicado discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Es decir, si una conclusión se soporta en premisas coherentes, aunque sean erróneas, la IA la reproduce como válida.
El pensamiento crítico es el nivel más complejo e indescifrable, pero tampoco es raro que la IA no lo haya alcanzado aún, muchas personas con grado universitario tampoco lo desarrollan. Con la vertiginosa velocidad de información en la que estamos expuestos actualmente es difícil discernir entre noticias reales y falsas, sobre todo cuando se envuelven en aspectos políticos, las personas pueden ser engañadas con relativa facilidad por su bajo nivel de pensamiento crítico.
La gráfica 1 muestra los resultados de diversas encuestas sobre percepción de la Ciencia en diferentes países que puede ser una forma de acercarnos al cálculo de la población que tiende a desarrollar pensamiento crítico. Como se observa, en países desarrollados, menos de la mitad de las personas tienen conocimiento científico; ni Estados Unidos, el país más rico, se puede jactar de tener una población crítica. El panorama es desastroso para países como el nuestro. Esto comprueba que la IA ya es más inteligente que nosotros.
Elaboración propia con datos de encuestas por países (datos para 2017 y 2019)
El segundo aspecto preocupante es la gobernanza informática que tiene que ver con las formas de gestión de los datos, la ciberseguridad y los procesos para que la IA tome decisiones de forma autónoma. La IA reproduce nuestra forma de pensar, pero sin discernimientos éticos ni morales. Por ejemplo, se ha comprobado que algunas IA para reclutamiento y selección de personal imitan patrones racistas y tienen una preferencia de selección de currículos de personas de piel blanca sobre morena, ¿cómo se regula eso? Legalmente, ahora es imposible. Técnicamente se trabaja para que la IA corrija, pero no es fácil si hay elementos imperceptibles como violencia simbólica, micromachismos, discriminación y otras prácticas humanas que la IA seguirá aprendiendo.
¿Hasta dónde se le permitirá a la IA tomar decisiones? Tampoco hay regulaciones al respecto. Algunas compañías apuestan a que el nivel más alto (CEO- Chief Executive Officer) sea gestionado por IA, sus decisiones son objetivas y no tendrán preferencias ni emociones, ¿o sí? Tampoco lo sabemos con certeza, si las emociones se desarrollan a nivel cerebral la IA podría además de pensar, sentir.
A nivel general aún no tenemos la comprensión completa de lo que significa la IA, seguimos pensando en cómputo tradicional y consideramos tiempos bastante remotos. La realidad es que ya lo estamos viviendo y en menos de un par de años nuestra vida será radicalmente diferente: es el transhumanismo.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
YouTube: #BandalaNomics
