![Niños de la calle, la desdicha de ser “invisible” y crecer en la pobreza](https://imagenpoblana.com//medios/diario/20230412/244712_large.jpg)
Cada año, desde el 2011, se conmemora el Día Internacional de los Niños de la Calle, una fecha que busca denunciar las situaciones que orillan a los menores a vivir en constante vulneración de sus derechos económicos, educativos y de desarrollo. No siempre llegan a esa instancia por orfandad, sino por complicaciones familiares y monetarias.
La fecha se estableció como una iniciativa del Consorcio de los Niños de la Calle, con la intención de dar voz a los millones de niños que viven en este contexto. Esto se adoptó en más de 130 países como un reconocimiento a la urgencia de atender esta problemática en las infancias.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef en inglés), hay más de 100 millones de niños abandonados a su suerte en todo el mundo, de los cuáles, 40 millones viven en países de Latinoamérica. Los niños en este grupo oscilan entre los 10 y los 14 años. A pesar de que afecta a todos por igual, los que padecen alguna discapacidad son considerados “invisibles”, ya que pasan desapercibidos para el ojo mediático y la población en general.
Los niños de la calle se definen como aquellos infantes que habitan en las zonas públicas que, comúnmente, son de tránsito, esparcimiento o poco habitadas, como banquetas, parques o áreas limítrofes de las ciudades donde no llegan los servicios básicos como agua, electricidad o alumbrados públicos. En esta circunstancia, los menores llegan a buscar alimentos en los vertederos de basura u objetos dentro de los basureros que les sirvan para vender, y así ganar cantidades mínimas de dinero.
En las zonas de mayor concentración urbana, los niños también se dedican a mendigar y pedir dinero a la gente. En las peores situaciones, son explotados en trabajos de peligro, maltratados o sufren como víctimas de trata y abusos sexuales. De acuerdo con sus cifras, la Unicef distingue dos sectores.
El mayor, equivalente al 75 %, se refiere a niños en la calle, es decir, los que trabajan ahí y se mantienen cerca de sus núcleos familiares. Por otra parte, el menor con 25 %, son los niños de la calle, los que no tienen un hogar y están separados de sus redes familiares. A veces son abandonados por sus padres o tutores, pero también son los que salen del hogar por cuenta propia debido a la instabilidad en casa y, además de laborar, duermen, conviven y crean lazos en la calle. Estos últimos no tienen más alternativas que seguir con las dificultades de su caso.
Panorama en México y Puebla
En México el panorama es complicado, ya que no existen registros oficiales de niños, niñas o adolescentes que vivan en situación de calle. Según el último Censo de Población y Vivienda publicado en 2020 a cargo de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país había un total de 5,778 personas que carecían de vivienda.
Por su parte, el Censo de Alojamientos de Asistencia Social, arroja que en 2020 hubo 25,667 usuarios de casa hogar para menores de edad en todo el país.
El Inegi informa que en Puebla se tienen registradas al menos 620 personas que viven en situación de calle, pero no se menciona qué porcentaje de estas es menor de edad. En julio del 2022, la directora del Sistema Municipal DIF informó que se tenía registro de 25 adolescentes en la zona del centro histórico durante el día, principalmente por cuestiones migratorias, por lo que se les apoyaba con espacios para que duerman durante la noche.
En el Censo de Ocupación del 2020, el Inegi informó que en Puebla había 66,075 personas de 12 a 14 años con ocupación, algunas de ellas con labores en la calle, lo que fomenta la opción de adoptar conductas más cercanas a estos lugares. En el grupo de 15 a 17 años el número era considerablemente mayor, pues ascendía a 117,341.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), reconoce que las razones que obligan a los menores a situarse en la calle son variadas, pues cada historia de vida es distinta y el contexto social es diferente. Aún con ello, identifican ciertos factores comunes, como son la pobreza que se vive en sus familias, abusos sexuales o, incluso, por desastres naturales que terminan con sus casas.
Otras causas son el flujo migratorio, los maltratos en el hogar a manos de familiares, el abandono, falta de oportunidades de estudiar, discriminación en los círculos sociales y, a veces, la falta de estatus legal por la negativa a un registro oficial al momento de su nacimiento. Otro factor es que, si se da la muerte de los padres, ningún otro pariente se interesa en el cuidado de los menores, por lo que ven en la calle una alternativa de vida.
Al estar a la intemperie, con frecuencia están expuestos a enfermedades, suciedad, infecciones, parásitos como piojos y falta de higiene, más una salud en constante deterioro por la desnutrición. Esta es solo una parte del problema, pero otra es el abuso de sustancias. Solos, sin acompañamiento y con hambre, las drogas son un suplemento que les ayuda a sobrellevar sus traumas y realidades.
En el plazo inmediato esto les sirve para olvidarse temporalmente de su entorno, pero, a futuro, el consumo habitual de drogas provoca afectaciones al desarrollo físico y neurológico. Por ello, es normal que los adultos en situación de calle, que iniciaron como niños, desarrollen enfermedades mentales o discapacidades.
A medida en que los niños crecen y buscan desesperadamente una forma de subsistencia, se vuelven blanco de reclutamiento para grupos delincuenciales. La organización “StreetChildre” explica que las pandillas o el crimen organizados llegan y, aprovechándose de su situación de abandono, fungen como familias sustitutas.
Les brindan protección contra otras formas de violencia y más abusadores, techo, dinero, comida constante y los inducen al consumo de drogas. A cambio de dichos apoyos, se les pide que trabajen en sus células, con acciones de tráfico de drogas o como vigilantes en zonas de conflicto entre pandillas.
Atención al problema
En 2021, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Gobernación, estableció la “Estrategia de atención y protección integral a la niñez y adolescencia en situación de calle 2022-2024”. Este programa tiene como objetivo la promoción de los derechos más fundamentales de niños, niñas y adolescentes que viven en esta situación.
Lo que se pretende es que se les dé mejores oportunidades de subsistencia, identidad legal, protección de su salud e integridad física, así como seguridad social, alimentaria y atención integral contra las adicciones, educación sexual y formación académica. La estrategia se aplica en toda la república, pero ponen especial énfasis en tres sitios: Ciudad de México, Puebla y Estado de México.
El móvil de señalar a estas tres entidades federativas es que en ellas es donde se estima hay más población menor de 18 años que vive o trabaja en las calles. La idea es la conformación de un padrón más certero de niños de la calle, así como diseñar e implementar acciones coordinadas entre varias instituciones (Inegi, DIF, etc.), que garanticen a los niños el acceso a un registro, gratuito y rápido, de sus documentos de identidad legal.
Por último, se buscar acercar los servicios de salud alimentaria, educación y asistencia social a los menores en la calle, toda vez que, para empezar a cambiar su situación, es menester que tengan acceso a la infraestructura educativa con equipo y garantía de su permanencia. Además, se debe asegurar su supervivencia y nutrición, así como una vida libre de violencia.
Esta estrategia se efectúa desde el año pasado, con planes de finalizar en 2024, aunque se detendrá si se concretan los objetivos antes de lo planeado.