Un equipo de científicos descubrió un pergamino de aproximadamente 1,750 años de antigüedad que contiene un fragmento “oculto” de la Biblia. Se trata de una traducción siríaca que fue borrada por un escriba en Palestina hace unos 1,300 años.
Esto ocurrido debido a que en la Edad Media los pergaminos eran escasos, por lo que muchos manuscritos se reciclaban de esta manera. "La tradición del cristianismo siríaco conoce varias traducciones del Antiguo y el Nuevo Testamento", explicó Grigory Kessel, de la Academia Austríaca de Ciencias, autor de la investigación.
"Hasta hace poco, solo se conocían dos manuscritos que contenían la traducción siríaca antigua de los evangelios", agregó. Estos textos están en la Biblioteca Británica de Londres, mientras que el otro se descubrió en el monasterio de Santa Catalina, en el monte Sinaí.
En este sentido, también se encontraron algunos fragmentos de un tercer manuscrito durante el Proyecto Palimpsestos del Sinaí, ideado para preservar documentos históricos importantes.
#VicioNoticias Descubren un fragmento 'oculto' de la Biblia de 1.750 años de antigüedad
— Revista Vicio (@revista_vicio) April 12, 2023
Se trata de una interpretación siríaca de una parte del Evangelio de Mateo que abre una ventana única a la fase más temprana de la historia de la transmisión textual de los evangelios. pic.twitter.com/uovU004jLr
El fragmento encontrado ahora, que puede catalogarse como el cuarto testigo textual, fue identificado por varios científicos usando fotografía ultravioleta en la tercera capa del texto de un pergamino.
Los investigadores señalaron que el texto es una interpretación siríaca antigua de una parte del Evangelio de Mateo en el Nuevo Testamento. En este sentido, se explicó que el hallazgo ofrece una perspectiva única a la fase más temprana de la historia de la transmisión textual de los evangelios.
Un ejemplo de estos detalles es que, mientras que el original griego del capítulo 12 de Mateo, versículo 1, dice: "En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en el día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comer", en la traducción siríaca se lee: "(...) empezaron a arrancar espigas, a frotarlas con las manos y a comerlas".
"Este descubrimiento demuestra lo productiva e importante que puede ser la interacción entre las modernas tecnologías digitales y la investigación básica cuando se trata de manuscritos medievales", concluyó Claudia Rapp, directora del Instituto de Investigación Medieval de la Academia Austriaca de Ciencias.