Casi uno de cada cinco ciudadanos estadounidenses dijo tener un familiar que murió a causa de un arma de fuego, según una encuesta realizada por la organización KFF, divulgada este martes.
"Uno de cada cinco (21 por ciento) dijo haber sido amenazado con un arma de fuego y una cifra similar (19 por ciento) dijo que un miembro de su familia murió a causa de un arma de fuego (incluyendo suicidios)", señala el texto que acompaña los resultados.
A su vez, 17 por ciento de los encuestados afirmó haber presenciado cómo le disparaban a una persona, agrega el documento.
El sondeo revela también que alrededor de cuatro por ciento de los encuestados efectuaron disparos en defensa propia y otro cuatro por ciento dijo haber sido herido en un tiroteo.
"En total, más de la mitad (54 por ciento) de los estadounidenses adultos dijo que ellos o alguien de sus familias tuvieron alguna vez una de estas experiencias", destaca el informe.
Las minorías raciales son impactadas por la violencia con armas de fuego con mayor frecuencia que los estadounidenses blancos, según la encuesta.
Uno de cada tres afroestadounidenses y 20 por ciento de los hispanoestadounidenses han sido testigos de cómo una persona era baleada.
Además, 34 por ciento de las personas de origen africano tienen un familiar muerto por armas de fuego, porcentaje que duplica a los estadounidenses blancos.
Respecto a la seguridad, la encuesta muestra que más del 80 por ciento de los entrevistados dijo haber tomado al menos una precaución para protegerse a ellos o a sus familias de la posibilidad de ser víctimas de la violencia con armas.
A su vez, casi dos tercios de los encuestados dijo haber hablado con sus hijos sobre seguridad en el uso de armas de fuego, mientras que 44 por ciento afirmó haber comprado cuchillos o gas paralizante.
La encuesta fue realizada entre el 14 y el 23 de marzo, tanto vía Internet como telefónica, en una muestra de 1.271 personas adultas.