El mito de Narciso tiene su origen en la mitología griega y habla sobre un joven que era poseedor de una gran belleza que cautivaba a todas las mujeres de su época. Una maldición hizo que él se enamorara perdidamente de su reflejo, lo que terminó por costarle la vida al intentar besar su imagen replicada en el agua.
Esta es una forma muy llana de entender lo que hoy se conoce como el trastorno de la personalidad narcisista. Es una de las múltiples afecciones que repercuten en la personalidad, una condición mental en que las personas solo se dan valía propia excesiva e irracional, asimismo, únicamente le ven importancia a su ser y su fijación está en sentirse superiores a los demás todo el tiempo.
El narcisismo está reconocido como una enfermedad mental que afecta varias áreas de la vida de quienes la padecen, ya sea en el desarrollo y convivencia con otras personas o en sus relaciones laborales. Para alguien en esta condición, los lazos interpersonales suelen ser poco satisfactorios y derivan en conflicto, toda vez que sienten que la mayoría de personas no están a su altura, mientras que el resto termina refutando su compañía.
Se estima que este trastorno es muy latente, por lo que se hace presente en el 1 % de la población general, principalmente en hombres adultos, aunque no tiene exclusiones.
Las personas narcisistas tienen el deseo constante de recibir o ser el centro de atención en cualquier lugar y contexto, sin importarles los sentimientos o sensaciones de otros individuos. Un rasgo más es que la empatía no es un valor que compartan, pues para ellos se sobrepone la necesidad de ser admirados y reconocidos antes que preocuparse por los demás.
Aunque un narciso vaya por la vida con la apariencia de ser alguien con súbita confianza y alta autoestima, detrás de ello suele esconderse una profunda sensación de inseguridad y fragilidad ante las críticas. En este sentido, no recibir las palmas o admiración que creen merecer los hace sentirse muy frustrados, tristes o infelices sin llegar a externarlo, ya que buscan conservar una fachada de seguridad que no tienen en realidad.
Señales de que alguien es narcisista
Hay señales muy claras de que una persona tiene este trastorno o está empezando a desarrollarlo. Aquí se puede enlistar la prepotencia y la arrogancia, ideas de éxito y grandeza sin sustento o el pensamiento de que merecen privilegios y trato especial. En suma, otras cualidades son la crítica y el menosprecio a otras personas, el sobrevaluo de sus habilidades y talentos, sentir envidia y, de la misma forma, creer que son objeto de envidia.
Estos son los atributos más comunes de una persona narcisista, pero también se da la exageración de los logros, centrar las conversaciones y situaciones en él mismo, aunque le sean totalmente ajenas, aprovechar la amabilidad de quienes le ofrecen ayuda, hacer énfasis en que sus posesiones materiales son las mejores o reaccionar con ira ante las negativas en la vida.
Estas son particularidades que se ven en la convivencia con una persona narcisista, pero en la vida actual con redes sociales, hay otras características que no son tan discutidas. A diferencia de alguien con autoestima sana, que sube contenido con el objetivo de compartir sus momentos, este trastorno de personalidad hace que la gente sea adicta a subir fotos de sí mismo todo el tiempo para que le llenen de satisfacción con likes y comentarios sobre su apariencia. En este sentido, mantenerse activo todo el día y buscar más seguidores a toda costa es una constante.
Como ya se mencionó, se desarrolla más en hombres, siendo la etapa de la adolescencia o inicios de la adultez en la que empieza. Una creencia es que los niños ya muestran signos de narcisismo a temprana edad y que progresarán a futuro. Esto suele relacionarse más a comportamientos propios de una persona que aún es inmadura que a una desviación en su personalidad, por lo que compartir algunas características no es un veredicto.
Tratamientos
Hay diferentes formas de tratar esta afección, pero la que se reconoce como la más efectiva es la sicoterapia. Se puede iniciar desde la niñez, para cuidar el sano desarrollo del menor y evitar complicaciones en sus relaciones interpersonales a futuro, pero es igual de eficiente en adultos que quieren cambiar su situación.
En esta se enseñará a los pacientes a desarrollar inteligencia que les ayuda a controlar sus emociones y a convivir con las personas que lo rodean. Una vertiente más es que se da cuenta del origen de nuestros impulsos narcisistas para, así, tratarlos desde su raíz.
Finalmente, se muestra que las personas podemos tener diferentes capacidades y que las nuestras no siempre serán las mejores, por lo que los sentimientos de frustración ante fracasos o críticas tendrán menor repercusión en la persona narcisista.