A partir del 21 de enero del 2008, la Asamblea General de la Naciones Unidas estableció la convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en la que incluyó que, desde ese año, se conmemoraría el Día Internacional de Concienciación sobre el Autismo. Esta efeméride tiene como objetivo fomentar la inclusión de las personas autistas en todos los ámbitos sociales y promover la mejora en su calidad de vida.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos uno de cada 100 niños en el mundo vive con autismo. En México este contexto es similar, ya que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que uno de cada 115 niños se ve afectado por algún trastorno autista.
Esta es una afección que no es del todo entendida, suele catalogarse erróneamente como una enfermedad, pero en realidad el Trastorno del Espectro Autista (TEA), o simplemente autismo, es una discapacidad que tiene explicación en la rama neurobiológica. Las personas nacen con él y, al contrario de las enfermedades, no tiene cura.
Se hace presente en el inicio de la infancia, puntualmente en los primeros tres años de vida. Se vive la discapacidad para siempre y puede afectar el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso sin distingo de género, raza o cualquier otra condición social o económica.
Ante las anomalías en el trabajo cerebral, se presentan impedimentos para la comunicación hablada por el desarrollo de un lenguaje corto, donde una persona con autismo usa palabras ininteligibles o simplemente no es capaz de expresarse. Dada esta situación, cuando el menor se crece se dan complicaciones en su interacción con el mundo y relaciones sociales.
Algunas organizaciones se enfocan en que el grueso de la población comprenda mejor todo lo que abarca el TEA, por lo que instan a referirse adecuadamente a las personas con autismo, llamándolo una condición, puesto que es una característica que forma parte de la vida de un individuo.
Pese a que no desaparece en su totalidad, hay tratamientos y terapias que ayudan que la persona en cuestión mejore sus capacidades y disminuya los rasgos del TEA. Dichas terapias se enfocan en desarrollar más las funciones cognitivas, las habilidades de socialización, habla, la soltura física e incorporación sensorial.
Las causas para que un recién nacido tenga autismo pueden ser múltiples, pueden ser un aspecto biológico, las cualidades del ambiente en que se halle la madre o por factores genéticos. Aunque no hay un veredicto claro de lo que provoca el TEA, los agentes de riesgo más comunes son las complicaciones durante el nacimiento, la herencia genética, ser hijo de padres de edad avanzada, o defectos congénitos como cromosomas X débiles o esclerosis tuberosa.
¿Característica de los genios?
Se ha mencionado en repetidas ocasiones que varias personalidades a las que se les considera “genios” han vivido con esta condición. No solamente de los últimos años, sino que en siglos anteriores también hubo figuras de lo intelectual, científico y artístico que vivieron alguna afección del TEA.
Esto se da principalmente en lo que se denomina el autismo de alto funcionamiento o síndrome de asperger, es decir, personas con TEA moderado que no deriva en dificultades de crecimiento, habla o labores motrices. Más bien, se da en dificultades de socialización, que no es un obstáculo para la prosperidad intelectual. Dado que estos son los menos, no es tan frecuente.
Se dice que parte del ingenio se debe a que los autistas de alto funcionamiento tienen mejor capacidad para procesar información, esto en comparación con quienes no tienen estas afecciones. Ello les ayuda discernir los conocimientos que son más esenciales y aprehenderlos con mayor rapidez, dejando de lado los datos que no son relevantes.
Un factor más es que quienes viven con TEA leve no tienen fijación en cuestiones sociales como la opinión de otras personas. Esto da pie a que se fijen más en el desarrollo de sus capacidades académicas o artísticas, sin detrimento de que otras personas opinen contrario a ellos. Además, la inteligencia emocional es un punto más a su favor, ya que tienen más dominio sobre sus emociones y sentimientos, lo que da mejores oportunidades frente a la frustración o automotivación.
Albert Einstein, Beethoven o Isaac Newton convivieron con las condiciones del TEA en su vida. A ellos se suma, Bill Gates, Alan Turing, Charles Darwin o Anthony Hopkins. Tim Burton y Andy Warhol también se desarrollaron en el espectro o con síndrome de asperger.