La elaboración de artesanías de palma, a pesar de mantenerse viva, es una actividad que la gente menosprecia y no da crédito al trabajo que requieren estos productos. La fabricación de estos se ha condicionado por las dificultades económicas, ya sea para viajar y comerciar, o para que los más jóvenes quieran dedicarse a esto.
En entrevista para Imagen Poblana, Socorro Amelia Ortiz Hernández, una mujer emprendedora, proveniente de la comunidad de San Pedro Atzumba, hablante de mixteco, reconoce que esta técnica está sucumbiendo por la falta de interés en las nuevas generaciones. El motivo principal es que la falta de progreso hace poco llamativa la opción de desempeñarse en esta área.
Nos explica que, para llamar la atención de la gente y captar a más clientes, han tenido que innovar en su oferta de artículos, pasando solamente de petates y sombreros, a otros más novedosos como flores y bolsas. El costo promedio de sus productos va de los 55 a los 90 pesos y algunos llegan a costar hasta 200.
La palma es una tradición que se ensaña de generación en generación, puesto que ella lo aprendió cuando era niña por lo que le inculcaron sus padres, aunque sabe que ya no es valorado en la actualidad. Señala que hay personas que no se interesan en el tiempo, dedicación y amor que ella pone en su trabajo, por lo que rebajan el mérito de sus artesanías.
Constantemente se tiene que enfrentar a clientes que, desde el desconocimiento de la hechura de su obra, intentan rebajar sus precios, ignorando la labor detrás. Rajar la palma, manufacturar la pieza, seleccionar colores, secar, elegir la pieza a elaborar, evaporar y planchar todos los materiales naturales, son parte de su procedimiento, el cual refiere, debe mirarse como un trabajo de alto valor.
Además de ser comerciante, Socorro también es mamá, por lo que esta, su actividad económica, la desempeña principalmente en sus momentos libres, cuando no está atendiendo las tareas en su hogar.
Para el desarrollo de su comercio, Ñiw (palma en mixteco), comenta que el principal obstáculo al que se tiene que sobreponer es la falta de solvencia económica. Socorro oferta sus productos en el Mercadito Solidario para Mujeres que se estableció en Puebla, por lo que la necesidad de dinero para llegar hasta ahí es una condicionante, debido a los gastos de traslado y fabricación de su mercancía.
“Se nos dificulta, la verdad es un problema porque no contamos con recursos económicos. Así podríamos surtirnos de material y trabajar, de aquí tenemos que sacar para comer y todos los gastos, ahora imagínese, para viajar hay que tener y a veces consigue uno hasta prestado”, manifestó.
La palma es el sustento económico de la señora Socorro por dos causas. La primera es por la preservación de la tradición que adoptó en su infancia. Por otro lado, la elección sobre un tipo de laburo diferente es por la falta de formación académica en otra área. Ella platica que no tuvo la oportunidad de estudiar una carrera ni sabe desempeñar otra actividad, por lo que sus artesanías son la manera en que saca adelante a su familia.
Este espacio de comercio es importante para ella por diversas cuestiones, siendo la principal la oportunidad de establecerse y llegar a un número considerable de gente sin gastos más allá de los de traslado. Dada su complicada situación financiera, la opción de un local no es viable para ella, sumado a los lugares en la calle donde ya no se le permite vender, indicando que han llegado a quitarle su mercancía, más el factor de la delincuencia, que es latente todo el tiempo.
Finalizó mencionando que su presencia en el Mercadito es por el ofrecimiento de un stand gratuito, reiterando que si no fuera así, no se daría cita al lugar. “Queremos trabajar, nosotros no nos dedicamos a cosas malas, sino que nos dedicamos a trabajar para atender a la gente de mejor manera”.