Un equipo de científicos de la Universidad de East Anglia del Reino Unido ha llevado a cabo un estudio que evaluó los datos epidemiológicos de Estados Unidos, concluyendo que los casos de infecciones por la bacteria “come carne”, que pueden ser mortales si no se atienden de manera oportuna, podrían aumentar en las próximas décadas a causa del cambio climático.
La bacteria, cuyo nombre científico es Vibrio vulnificus, crece en aguas costeras y poco profundas e infecta un corte o picadura de insecto al entrar en contacto con el agua de mar. A pesar de que el patógeno es más común en América del Norte, ya se han detectado casos en países de Sudamérica, como Brasil y Uruguay.
Los científicos demostraron que el número de infecciones por la bacteria en la costa este de EU han pasado de 10 a 80 al año en un periodo de 30 años. A finales de la década de 1980, se registraban infecciones en el Golfo de México y a lo largo de la costa atlántica meridional, pero eran raros al norte de Georgia. Hoy pueden encontrarse también más al norte, en ciudades como Filadelfia.
Les traigo el nuevo horror de hoy: la bacteria come-carne suelta en las playas debido al cambio climático https://t.co/AsQkwv1nVo
— Luiz ???? (@Luiz) March 24, 2023
El estudio pronostica que para los años 2041-2060, las infecciones podrían extenderse hasta llegar a los principales núcleos de población en los alrededores de Nueva York. En este sentido, la situación podría agravarse debido a que la población sigue creciendo, pero cada vez es más anciana y susceptible a la infección, por lo que el número de casos anuales se duplicaría.
Para los años 2081-2100, las infecciones podrían estar presentes en todos los estados del este de EU en escenarios futuros de emisiones y calentamiento de medios a altos. Los expertos señalaron que su investigación es importante porque, a pesar de que el número no es elevado, una de cada cinco personas infectadas tiene altas probabilidades de morir.
La enfermedad alcanza su punto crítico en verano, cuando la bacteria se propaga rápidamente y afecta gravemente el cuerpo de las personas, por eso es conocida como “devoradora de carne”, pues muchos de los sobrevivientes sufren amputaciones como parte del tratamiento.
“La expansión prevista de las infecciones pone de relieve la necesidad de una mayor concientización individual y de la sanidad pública en las zonas afectadas. Esto es crucial, ya que es necesario actuar con rapidez cuando aparecen los síntomas para evitar consecuencias sanitarias importantes”, señaló Elizabeth Archer, investigadora de posgrado de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia y autora principal del estudio.
Los síntomas de la infección pueden incluir diarrea, con frecuencia acompañada de cólicos estomacales, náuseas, vómitos y fiebre. También en el caso de las infecciones del torrente sanguíneo puede registrarse fiebre, escalofríos, presión sanguínea peligrosamente baja; y lesiones en la piel con ampollas.
“Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana están cambiando nuestro clima y sus efectos pueden ser especialmente graves en las costas del mundo, que constituyen una frontera importante entre los ecosistemas naturales y las poblaciones humanas y son una fuente importante de enfermedades humanas”, resaltó Archer.
Finalmente, la experta aseguró que el impacto de esta problemática dependerá en gran medida del avance del cambio climático. “Demostramos que a finales del siglo XXI, las infecciones por V. vulnificus se extenderán más hacia el norte, pero hasta qué punto dependerá del grado de calentamiento y, por tanto, de nuestras futuras emisiones de gases de efecto invernadero”.