En febrero de 2022 se implementó en México la red 5G, una nueva forma de conectividad que supuso más avances de conexión, no solo para dispositivos móviles, sino también para electrodomésticos inteligentes y más artículos capaces de sintonizarse a una red. Ahora, la red 6G podría llegar al país y promete otro tipo de experiencias en los nexos digitales.
Dichas redes constituyen la forma en que un artefacto se podrá conectar a una red, principalmente a una telefónica, y el número marcará la generación de tecnología que se tiene a disposición. Por ejemplo, la red 2G tenía capacidad de encontrar señal en los lugares más alejados de las grandes urbes, como en las comunidades rurales, pero no se podían utilizar datos y telefonía al mismo tiempo.
En cambio, el 3G daba mayor velocidad y mejor servicio en el consumo de datos y voz en simultáneo. El 4G fue un salto en velocidad, pues brindaba enlaces de hasta 75 Mbps (Megabits por segundo) de descarga y 25 de subida. Después de eso el 5G, lo más nuevo hasta el momento, ofrecía velocidades de apenas milisegundos (ms) casi sin interrupciones, y vio la luz en el mundo hace unos años; no obstante, ya se está generando a su posible reemplazo.
El 6G es la sexta generación de tecnologías inalámbricas y pretende poner a orden de todos los sectores una mejor forma de conectividad, aún más veloz que su antecesor y con aplicaciones en otro tipo de áreas como la realidad aumentada con la holografía (imágenes tridimensionales creadas a partir de luz), economía, medicina y automóviles.
Los cambios principales son en el tipo de ondas, ya que las anteriores eran electromagnéticas de dos dimensiones, mientras que las nuevas están diseñadas de tipo vórtice milimétrico tridimensional, que transmitirán la información más rápido. Esto da pie a que se puedan enviar documentos como videos de alta definición en poco tiempo sin perder calidad.
Al igual que el 5G, la idea es mejorar los espectros de ancho de banda, latencia (tardanza en la conexión) y mayor cobertura. Esto significa que, a parte de la velocidad, también es un modo inédito de enviar y recibir información, toda vez que esta técnica es un puente para tener al alcance archivos de gran tamaño en segundos.
La red 5G permite enlaces de hasta 20 Gbps (Gigabit por segundo) en 1 ms, tiempos y cargas que podrían quedar obsoletas, puesto que el 6G dará el paso adelante a 1 Tbps (Terabit por segundo) en 0.1 ms. Estos no serán sus únicas mejoras, pues su eficiencia también se verá en el consumo de energía, algo que también se apreciaba en su la versión anterior.
El desarrollo de esta red lleva tiempo inició y se estima que aún tardará varios años más para concretarse. La puesta en marcha está pensada para el año 2030, aunque las primeras versiones de prueba en uso comercial podrían empezar a circular a partir del 2026 o 2028.
Este tipo de avances, que se anuncian como la base del futuro en conectividad, por lo general traen consigo múltiples ventajas; en este sentido el 6G no será la excepción.
Aparte de lo citado en cuanto a velocidad y tráfico de datos, otros beneficios que brindará es que con su gran capacidad hay mayores posibilidades de que varios dispositivos se conecten en simultaneo a una red, resultando en nuevas experiencias de inmersión en realidad virtual y aumentada.
En una de las ramas tecnológicas que han tenido mayor auge en los últimos años son las inteligencias artificiales y aquí el 6G también tendrá protagonismo, ya que facilitará la automatización e interconexión mediante la implementación de algoritmos más precisos, por ejemplo, en automóviles autónomos, dotándolos de mayor certeza en su entorno, clima y ubicación.
Su uso no estará limitado al goce digital recreativo, toda vez que se pueden dar aplicaciones en el campo militar para mejor comunicación y la ceración de armamento con más tecnología, como es el caso de China, que lo está centralizando con el objetivo de dotarlo a sus fuerzas armadas.
Al igual que otras ediciones, no está exenta de posibles desventajas. Se han dado cuestionamientos en los impactos al medioambiente y si bien los usuarios podrán sacar provecho del reducido consumo energético, la infraestructura que se requiere para sostener esta red sí implica un mayor gasto de electricidad.
En la misma línea, la instalación de antenas y receptores de señal demanda más tierras que, en ocasiones, se obtienen de lugares silvestres. La fabricación es otro factor, pues se necesita extraer más recursos de la tierra, minerales y metales, todo ello con impacto en los ecosistemas, incluidos los animales que se verán afectados por la radiación.
La seguridad es otra preocupación, pues no hay pruebas, al momento, de que no se puedan vulnerar las conexiones y datos de los usuarios, aunque el tiempo que tardaría su finalización posibilita las mejoras del área.