Recientemente los bancos en Estados Unidos se han visto en apuros, algunos incluso declarándose en quiebra como es el caso de Silicon Valley Bank (SVB), de California. Este la institución bancaria más grande en sucumbir desde la crisis económica del 2008, pero, ¿por qué no escuchamos sobre grandes bancarrotas con las instituciones en México?
SVB fue el banco más importante en la rama del desarrollo tecnológico, ya que era financiador de empresas emergentes en el rubro, además de que ayudaba al crecimiento de estas empresas con la venta de sus acciones. Esto no es un asunto menor, pues algunos especialistas especularon sobre una posible reacción en cadena, además de que supone la pérdida para quienes invierten en esta institución.
Los clientes optaron por retirar su dinero, aproximadamente 42,000 millones de dólares, sumado a las pérdidas acumuladas de 2,250 millones. La baja en el valor de sus acciones por no concretar ventas importantes de empresas y las tasas de interés terminaron por dejarlo sin liquidez para sostenerse.
Después de esto, otro banco más cayó, esta vez Signature, de Nueva York, conocido por ser uno de los más cercanos a la industria de las criptomonedas. En ambos casos, el presidente Joe Biden declaró que se protegerá a los clientes, priorizando la recuperación de sus fondos, incluso si no estaban asegurados, un cambio respecto a lo sucedido hace 15 años, cuando el gobierno estadounidense rescató a los causantes de la crisis.
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No es la primera ocasión que se escucha de acontecimientos como este, pero en México no es tan frecuente, por lo que no se sabe concretamente lo que pasaría si uno de los bancos más grandes del país se declarara en la ruina.
Lo más cercano que se ha visto ha sido la desaparición de algunos como Bancomer o el Banco Serfín, los cuales fueron absorbidos por sus grandes auspiciadores, en estos casos BBVA y Santander respectivamente.
En México hay seis bancos con la denominación de Importancia Sistémica Local, de acuerdo a lo estipulado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), entre los que se incluye BBVA, Santander, Citibanamex, Banorte, HSBC y Scotiabank, en ese orden. Esta etiqueta se da por la relevancia que toman en la economía del país, pues si alguno de estos cayera, desataría una reacción en cadena que afectaría al resto, comprometiendo la estabilidad financiera nacional.
La captación de dinero que concentran es tan grande que hace difícil su caída. No obstante, para evitar el riesgo, el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria emitió un veredicto en 2012 para que las instituciones de crédito de esta importancia reserven un suplemento de capital adicional al 10.5% de su índice de capitalización mínimo.
Por esta razón, la supervisión y regulación hacia estas entidades bancarias ha sido importante para evitar las actividades irregulares, ya que deben cumplir con dicho suplemento para impedir pérdidas que pongan en dificultades sus operaciones y pongan en riesgo los ahorros de sus cuentahabientes.
La razón principal de que no cierren sus operaciones es porque para eso debieron incurrir en prácticas irregulares o simplemente ser muy pequeños, como los casos más vistos en el país, Banco Bicentenario y Accendo. Estos incurrieron en prácticas irregulares de contabilidad y, en el caso de Bicentenario, no tuvo mayor repercusión porque su parte en el mercado nacional era mínima.