Los daños por el 8M, ¿quién paga por ellos?

Los daños por el 8M, ¿quién paga por ellos?

Foto: Enfoque

Vidrios rotos, paredes pintadas, paraderos destrozados, macetones inservibles y hasta esculturas de ángeles sin brazos, son parte del saldo que dejaron las diferentes marchas para conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

 

Los daños registrados por las movilizaciones durante este 8 de marzo competen tanto a la autoridad estatal como municipal, pues los contingentes a su paso no distinguieron entre ambas administraciones al momento de hacer sus exigencias.

 

Pero ahora que tanto el gobierno municipal como el estatal han comenzado con la reparación de los daños, muchas personas se preguntan ¿de dónde sale el dinero para llevar a cabo las reparaciones y regresar a la ciudad como se veía antes de las movilizaciones?

 

Paredes pintadas

 

El Ayuntamiento de Puebla, por ejemplo, tomó precauciones y aplicó un aditamento especial para proteger la piedra de las paredes de los edificios más importantes a su cargo, como lo es el Palacio de Gobierno, la Galería del Palacio y el Teatro de la Ciudad.

 

Dicho aditamento protege la porosidad de la piedra y hace que sea más fácil lavarlo para poder retirar así la pintura en aerosol que fue aplicada por las diferentes manifestantes durante las diversas protestas.

 

El costo por aplicar dicho aditamento y después por hacer el lavado de la pintura en aerosol, corre completamente a cargo del Ayuntamiento de Puebla, en este caso con recursos de la Secretaría de Infraestructura, quien debe de buscar como cubrirlos, pues no hay una partida especial para este fin.

 

La Fiscalía General del Estado es otra de las entidades que también sufrió de estas expresiones y al igual que ocurre en otras manifestaciones de mismo tipo, su personal está preparado con botes de pintura para tapar las pintas que se hicieron en su fachada.

 

Fue ya durante la noche 8 de marzo cuando el personal de la Fiscalía General del Estado comenzó a aplicar pintura sobre las pintas que hicieron las manifestantes durante las diferentes marchas que hubo a las afueras de este organismo.

 

La Fiscalía, al igual que el Ayuntamiento de Puebla y el gobierno del estado, debe destinar recursos propios para cubrir los daños, pero aquí los verdaderamente afectados son los dueños de comercios y viviendas cuyas fachadas también fueron objeto de pintas, pues ellos serán quienes corren a cargo de las reparaciones.

 

Monumentos dañados

 

La mayoría de las manifestaciones se llevaron a cabo a lo largo del Bulevar 5 de Mayo y calles del centro histórico, pero durante ese trayecto destacan los daños a por lo menos dos monumentos bastante representativos de la ciudad.

 

Uno de ellos es llamado Ángel Custodio, una enorme figura minimalista que se ubica en el Bulevar 5 de Mayo y la 3 Oriente, cerca del barrio de Analco.

 

Dicha estructura metálica es motivo de pintas cada vez que hay una manifestación feminista, por lo que en este caso es el gobierno del estado quien se encarga de destinar personal y recursos para limpiar la escultura monumental.

 

Durante esta manifestación otro de los espacios representativos que resultó gravemente dañado fue la fuente de San Miguel, la cual tuvo la afectación más visible en el Arcángel San Miguel que se ubica en la parte alta de la fuente.

 

Dicha figura en general fue golpeada con un martillo en varias ocasiones, pues intentaban derribarla, aunque finalmente no lo consiguieron.

 

A esto se le suman las pintas que se hicieron sobre la piedra, el cual podría ser el daño menor ya que también se aplicó el aditamento impermeabilizante que se usó en el Palacio Municipal.

 

Cabe señalar que la fuente de San Miguel, al ser considerado un patrimonio cultural, debe de intervenirse con supervisión y autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a fin de no alterar su composición y poner en riesgo el nombramiento que tiene la ciudad.

 

Cristales rotos

 

Al igual que con las paredes pintadas, los dueños de negocios y viviendas cuyos cristales fueron rotos por los manifestantes durante el 8 de marzo son los que se llevan la peor parte, pues es de sus bolsillos donde debe de salir el dinero para costear estas reparaciones.

 

El mayor número de vidrios rotos que hubo se dio en los paraderos de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), pues al menos cuatro de ellos resultaron completamente destrozados al paso de las manifestaciones.

 

Además de los cristales rotos, la mayoría de ellos templados, los manifestantes también hicieron pintas y destrozaron parte del mobiliario, por lo que la reparación de estos gastos deberá de correr a cargo del gobierno del estado, específicamente de Carreteras de Cuota de Puebla, quien está a cargo del mantenimiento de RUTA.

 

El Palacio Municipal, el Teatro de la Ciudad y la Galería del Palacio también resultaron con daños por cristales rotos, tanto ventanales como puertas mientras las manifestantes estaban protestando frente a estos inmuebles del municipio.

 

Hasta el momento, el gobierno encabezado por Eduardo Rivera Pérez no ha dado una cifra sobre a cuánto ascienden los daños generados por las manifestaciones, pero sin duda alguna, algo de los más costoso son estos cristales, pues no solamente son de gran tamaño, sino que el tratamiento para templarlos los vuelve aún más costosos.

 

Desde hace varios años, cuando las movilizaciones feministas por el día de la mujer se radicalizaron, las manifestantes nunca han tenido que pagar por los daños generados durante las protestas, pues siempre han sido los gobiernos municipales y estatales los que corren a cargo de las reparaciones.

 

No obstante, en 2021 el gobierno del estado de Puebla, encabezado en ese entonces por Miguel Barbosa Huerta, denunció por daños a un grupo de activistas, aunque dicha denuncia nunca procedió y no fue necesario que tuvieran que pagar por los daños causados.

 

En ese año también se dio que el automóvil de una trabajadora del Congreso del Estado que se estaba estacionado afuera de este recinto legislativo fue dañado por algunas de las activistas, por lo que al darse a conocer a quien pertenecía el vehículo, ellas mismas se organizaron para cubrir los daños ocasionados.

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