“El poder y el amor no se comparten; se disfrutan”, dijo en alguna ocasión don José López Portillo y la frase quedó como apotegma.
No lo disfrutaron la mayoría de sus sucesores, excepción hecha del toluquita Enrique Peña Nieto quien, en voz de un jerarca militar, “sólo llegó a la Presidencia para robar, coger y vengarse”.
Quien de plano sufre el cargo es Andrés Manuel López Obrador.
Nada le resulta.
Todo está a medias.
O de plano ya no sirve.
Que si no son las cada vez más frecuentes explosiones en Pemex…
… son las fallas en el Metro de la capital nacional…
… o los miles de millones casi diarios que exige Rocío Nahle para la refinería de nunca acabar…
Y de pilón los fifís, adversarios y conservadores llenan el Zócalo, ¡su Zócalo, mirando al edificio de la Corte, dándole a él la espalda.
¡Pobre!
¡Ya ni lo pelan!
No hay de otra más que compadecerlo.
Que, además, es lo peor que le puede suceder a un hombre, ya no se diga un político.
Pobre hombre.
Cada mañana se ve obligado a exponer, a señalar, a acusar a quienes no lo dejan vivir en paz.
Pobre Presidente.
Y es que si no son los fifís, son los adversarios o hasta los pinches periodistas quienes no permiten que el país avance hacia las metas planteadas para alcanzar la soñada Cuarta Transformación.
Pobre Andrés Manuel López Obrador. Lo escucho y me da lástima, mucha lástima.
Él sufre y el país sufre más
Antes, lo confieso, me inspiraba esperanza.
Deposité en él la confianza de que tenía las ideas y el método para combatir la corrupción…
… para conseguir la pacificación…
… para traer progreso…
… para elevar la calidad de vida de todos los mexicanos sin excepción.
Y no, nada de eso ha hecho.
Lo único que le escucho es acusar, insultar y hasta lloriquear.
Porque, en serio, como lloriquea.
En su mente todo lo que se dice o hace es en su contra.
Se victimiza.
Se tira al piso.
¡Pobre!
Hoy sólo me da pena.
Me provoca hasta lástima.
Por eso es por lo que hasta me atrevo a “pobretearlo”.
¡Pobre hombre!
¡Pobre Presidente!
¡Pobre México!
“Los de antes” --Felipe Calderón sobre todo-- parecen tenerlo atado a una de las patas de la silla presidencial.
No lo dejan hacer nada, nada, nada.
Por eso es por lo que no ha hecho nada, nada, nada.
¡Absolutamente nada!
Sufre.
Ya no aguanta.
Por eso su cada vez más escasa tolerancia.
Ya por eso dejé de ver las “mañaneras”.
No me gusta ver cómo es que AMLO padece el cargo por el que tanto luchó desde hace más de dos décadas.
Todo ¿para qué?
Sólo para sufrirlo.
Da pena ver como sufre López Obrador.
Duele ver como sufre el país.
¿No cree usted?
Indicios
Me dicen que en la matiné palaciega de ayer martes 28 de febrero AMLO estuvo de lo más enojado contra The Wall Street Journal y, de paso, contra los estadounidenses que, según el tabasqueño, no disfrutan una democracia como la que sí vivimos en México. Por favor no se ría. * * * Son 800 mil muertos… y contando los que la pandemia de Covid ha dejado en nuestro país, de acuerdo con el INEGI. Las “autoridades” de la SSA echan la culpa a gobiernos anteriores. * * * ¿Será que finalmente Yasmín Esquivel ya de decidió a adoptar una posición a la altura de las circunstancias y dejar “a la francesa” el sitial en la Suprema Corte de Justicia? ¿O dos ausencias no hacen verano? * * * Y por hoy es todo. Gracias por acompañarme con su lectura. Como siempre le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!